"No sé para qué tenéis hijos, no es obligatorio". Así comenzaba el comentario de Nikita al 'reel' de humor que compartí hace unas semanas celebrando la bendita vuelta al cole de mis hijas. Una vuelta al cole también deseada por mis hijas, que todo hay que decirlo y justificarlo últimamente en el complicado mundo de las redes sociales.
Nikita continuaba su mensaje de amor así: "Os sobran los niños por todas partes. Creo que antes de tenerlos habría que pensar si puedes atenderlos en tooodooos los sentidos. El colegio no es para conciliar. En el colegio se da EDUCACIÓN". No sé si Nikita es mujer, es madre o no, o piensa serlo. No sé si Nikita es una cuenta real o una de esas cuentas privadas que se esconden tras una fotografía falsa y se dedican solo a juzgar. Pero lo que sí sé es que Nikita tiene cero publicaciones en su cuenta de Instagram y no tiene ni idea de lo que es ser madre en este contexto social que sufrimos la mayoría.
Tener hijos no es obligatorio. Gracias por recordármelo, Nikita. Pero lo que sí es obligatorio y debería ser una responsabilidad político y social es poder criar con dignidad, asegurar un entorno de crianza seguro y sostenible, para el hijo y para la madre. Y para que esto ocurra, ¿sabes qué? Hace falta conciliación. Una conciliación que venga acompañada de políticas públicas para todas las familias. Una conciliación que traiga consigo servicios públicos y gratuitos cuando llega el periodo no lectivo del verano. Un sistema laboral que acompañe, con flexibilidad y condiciones dignas cuando llega la maternidad, para que la renuncia no sea la única solución. Y todo esto en un contexto social que apoye y reconozca socialmente tener hijos e hijas.
Pero ya sé que me dirás, Nikita, "que lo queremos todo y que queremos que otros nos solucionen nuestros problemas". Pero es que, Nikita, cuando algo afecta a todas las familias, no es una cuestión personal y propia, es un problema social.
Dicen las Nikitas, que proliferan cada vez más por Instagram y las redes sociales, que el colegio no es para conciliar. Las Nikitas bien pueden ser las nuevas "tradwives" o "Roros" dispuestas a volver al pasado, a renunciar a sus vidas profesionales y personales en pro de la maternidad tradicional, abnegada y sacrificada, de la que venimos huyendo tantas mujeres y madres que estamos abriendo camino para un futuro mejor. Y ante este movimiento sibilino pero persistente, tenemos que estar juntas y más fuertes que nunca. Porque claro que el colegio no debería ser la única solución para conciliar. Como tampoco deberían serlo las abuelas o la renuncia a nuestra profesión. Hay que trabajar por un modelo de maternidad sostenible que nos permita cuidar con dignidad y que también nos permita seguir adelante con nuestras metas, sueños y vida propia.
Pero mientras esto llega, con la lucha de todas, y no con discursos patriarcales como el de Nikita, los colegios y las escuelas nos permiten no solo conciliar a la mayoría de las familias, sino también trabajar, sacar adelante a nuestras hijas e hijos y poder organizarnos lo mejor posible.
Nikita, espero que el día que tengas una hija o un hijo tengas los recursos suficientes para hacer frente a la falta de conciliación y no te des de bruces contra la realidad como nos ocurrió a la mayoría de las madres de mi generación que nos creímos el cuento chino de que podíamos con todo.
Para todas las Nikitas que espero despierten para tomar conciencia de la realidad social de las madres antes de ser madres.