Esto lo veíamos venir, no nos engañemos, llegar a julio con el cerebro frito es de lo más normal. Las niñas pidiendo planes cada media hora, los días más largos del año, todo lo que hay que adelantar de curro para que septiembre no nos explote en la cara, la ola de calor pegando fuerte y un cansancio extremo de final de temporada que te pone de mal humor cada vez que abres Instagram y ves que hay gente que vive en bikini de playa en playa. Nos hemos equivocado de vida, claramente. Las malas lenguas dirán que es envidia mala, pero no oye, es envidia sana, que yo me iba con ellas. A este panorama de necesidad extrema de huir, y no precisamente en familia, hay que unirle, algo con lo que no contábamos ninguna: la campaña electoral. Promesas electorales a golpe de mojito.

Yo os prometo algo: no tengo capacidad para tanto. Es que me pierdo. Titulares encadenados. Que si un teléfono para hombres en crisis, que si estudios universitarios gratuitos, que si rebajas fiscales, contando de una manera que parece todo "tan fácil" que no entiendo yo porque no se ha aprobado todo ya desde hace décadas. No dudéis de que me estoy leyendo los programas y habrá análisis en condiciones de lo que hay en materia de conciliación. Pero os lo digo de verdad, estoy pensando que quizás esta es la estrategia: elecciones en julio, en plenos Juegos de la Conciliación, para que las madres, cansadas al límite, sin tiempo ni para hacernos el bigote, no nos percatemos de que somos "las grandes olvidadas".

En esto pensaba cuando justo me ha entrado un audio de mi compañera y amiga Emi, preguntándome: ¿te está arrasando julio como a mí? Uno de esos audios que hacemos cuando rascamos minutos a la crianza y al trabajo. Cuando caemos rendidas en el sofá o cuando vamos de acá para allá sin saber muchas veces ni lo que estamos diciendo. Cuando más que para que nos escuchen es para desahogarnos y sentirnos menos solas. Porque las madres, con el poco tiempo libre que tenemos, menos de una hora al día según nuestro estudio "la hora de cuidarse", hemos cambiado los cafés con las amigas por los audios con nocturnidad y alevosía. Le contaba que arrasada y derrotada, pero con ganas de parar estos días y hacer off para recargar batería y llegar al 5 de agosto, ¡vacaciones oficiales!

El caso es que Emi me decía que sí, que me escapara unos días al paraíso de las madres: hotel con pulserita, hamaca y animación. De ese paraíso acabo de llegar. Antes de ser madre hubiéramos dicho: "Para nada, yo no soy de esas". Ahora todo lo contrario, lo primero que hay que mirar es si tienen animación, el mayor tiempo posible y desde los 3 años al menos. Si no, la hamaca no la pisas, olvídate. Claro está que primero tienes que trabajar tu culpa, esa que te hace sentir "menos madre" si te vas tres días y la dejas en el miniclub, como si las estuvieras dejando abandonadas, más quisiera yo un miniclub para mí. Pero es que 9 de cada 10 mujeres nos sentimos juzgadas por cómo afrontamos la maternidad, ahí es nada. Hagamos lo que hagamos, siempre culpables. El espíritu de la madre perfecta nos invade y somos capaces de no pisar la hamaca por no dejarles en la animación y sentirnos la peor madre del mundo. Menos mal que estamos aquí para recordarnos que hay que liberarse y disfrutar como podamos.

Así que he cerrado los ojos y me he visualizado y visualizándome, he tenido una revelación: el derecho de todas las madres de España a disfrutar de tiempo propio, de tiempo de autocuidado, de tiempo de descanso y de vacaciones de calidad. Eso sí que sería una gran promesa electoral.

Así que vamos a ponerle un poco de humor a esta cuenta atrás hasta el 23J y hacer el alegato de promesas electorales que esperamos las Malasmadres. ¡Necesito vuestra ayuda! Me quedo en 5, pero podría seguir hasta el infinito y más allá:

1. Un viaje solas al año debería estar subvencionado por el Estado.

2. Campamentos de verano para madres o en su defecto vacaciones para descansar de las vacaciones escolares.

3. Entradas a conciertos y teatros gratuitas para las madres con necesidad de Malamadrear.

4. Salas públicas para dormir las madres con ludotecas insonorizadas.

5. Salas de espera médicas para madres con masajes y spa.

Y tú, ¿qué propones?

Porque en todo esto y aunque sea tirando de humor, hay un único objetivo: "Las madres nos merecemos reconocimiento social". Las madres nos merecemos ser aplaudidas y premiadas para que la maternidad de verdad consiga el lugar y el valor que se merece.

Y recuerda, las promesas se las lleva el viento, pero nosotras nos encargaremos de que cumplan y se comprometan con la conciliación y la corresponsabilidad. Un Pacto de Estado por la conciliación, que cuente con nuestra voz y dé respuesta a nuestras necesidades.

¡Feliz julio, queridas!