Aunque haya que consumirla todo el año como hemos repetido hasta la saciedad, parece que el verano es la estación del año de la fruta por antonomasia. Con la llegada del calor muchas frutas estacionales maduran e inundan los establecimientos, donde el melón o la sandía son las reinas, pero también aparecen melocotones, paraguayas, albaricoques, etc.

Cuando hablamos de ración de frutas, para la mayoría de ellas la fórmula es sencilla. Una fruta, una ración. El problema viene con las de mayor y menor tamaño que una manzana, una naranja o un melocotón. Para las más pequeñas, una taza o un puñado grande, incluso con los dos manos. Y para las más grandes, una buena rodaja. Además, pasarse con este grupo de alimentos no es un problema, por lo que, si no estamos seguros, mejor repetir.

No todo es oro lo que reluce. También el calor puede hacer que muchas frutas maduren demasiado rápido y se echen a perder sin que nos dé tiempo a consumirlas, como puede ser el caso de melones, sandías o las piñas. Y, aunque lo guardemos en el frigorífico, un melón o una sandía puede ser demasiado para nuestro hogar, ya que no seamos tantos miembros en la familia como para consumirlo en el tiempo correcto.

Este factor, y otros tantos, pueden ser los que propiciaran que en los supermercados y grandes superficies nos oferten mitades de frutas, bien envueltos en plástico, pero muchas veces incorrectamente conservados. Y, ante esta situación, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) se ha pronunciado emitiendo una advertencia sanitaria sobre los peligros que conlleva comprar la fruta ya partida.

La piel de la fruta no deja de ser una barrera de protección para su interior, y más cuando las temperaturas son más altas, ya que facilita que los microrganismos del ambiente proliferen con más facilidad. Por lo que, si están cortadas, tienen a su disposición todo lo que necesitan para crecer: nutrientes, agua y altas temperaturas.

Aunque es legal vender fruta cortada y no tiene por qué no ser saludable, este informe deja claro las condiciones en las que se tiene que conservar y comercializar, especialmente para frutas como el melón, la sandía, la piña o la papaya: siempre por debajo de los 25º y nunca más de 3 horas. Además, tienen que estar en un lugar bien ventilado y sin que le dé la luz solar.

Lo más aconsejable es almacenarlas en refrigeración a menos de 5º. Algo que normalmente no vemos en los supermercados y vemos como las exponen en los mismos lugares que la fruta entera. Es verdad que pueden estar así menos de 3 horas si no superan los 25º, pero, siendo sinceros, la temperatura puede creerme que se cumpla, pero el tiempo no. Seguramente esté desde la mañana o del día anterior, hasta el momento que nosotros lo compramos y nos lo llevamos a casa.

Por lo que si vamos a comprar mitades de fruta, o están en el refrigerador del súper, o lo compramos entero y buscamos a alguien a quien darle la otra mitad si, de verdad, no vamos a poder consumir la fruta entera antes de que se ponga mala. O, comemos más fruta ya que la recomendación de “5 raciones de fruta y verdura al día” es el mínimo, podemos consumir muchas más raciones, que, con este calor, apetece.