El día que Pablo Casado opinó sobre el aborto y dijo aquello de que "las mujeres tienen que saber lo que llevan dentro", nos escandalizamos un poco. Digo un poco, porque más o menos ya sabíamos lo que él piensa sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Tampoco la sorpresa fue mayúscula.

Cuando poco después Adolfo Suárez Illana comparó el aborto con los neandertales y dijo que en Estados Unidos se llevaba a cabo cuando los bebés ya habían nacido, nos escandalizamos bastante. Al final, rectificó un poco, pero al menos, a mí me dio por preguntarme con qué tipo de gente se relaciona este diputado del PP para tener una visión tan liliputiense de aspectos completamente superados por la sociedad en general.

Después, hemos tenido algún ejemplo más. Hemos tenido que escuchar a dirigentes de VOX que expresan su rechazo al aborto alegando que las mujeres tienen derecho a cortarse las uñas, pero no a interrumpir su embarazo. También hay miembros de ese mismo partido que se sientan a negociar gobiernos autonómicos y parece que lo único que les interesa es que la violencia machista se llame intrafamiliar o no sé cómo, porque no consideran que la mujer sea el colectivo más vulnerable en esas circunstancias.

Puedo seguir, porque recientemente, el consejero andaluz de Salud, del Partido Popular, ha relativizado el drama del aborto asegurando que para las mujeres, "lo fácil es llegar y chupetón", en alusión a los métodos que se utilizan para interrumpir el embarazo. Este señor, Jesús Aguirre, ha añadido que hay que defender a los fetos. A los fetos de otro, cuyo porvenir ya está contemplado por ley para casos muy concretos.

Y aún tengo más, porque el líder de VOX en Andalucía, Francisco Serrano, ha sido también noticia en las últimas horas por su valoración controvertidísima de la sentencia del Tribunal Supremo contra los miembros de La manada. Para ser un juez, se pasa por el forro la independencia de los magistrados. Serrano viene a decir que ellos se han dejado llevar por condicionantes políticos y mediáticos a la hora de endurecer las penas a estos violadores. Él –repito- es juez. ¿Tan susceptible era Serrano a las presiones para presuponer, sin ningún género de dudas, que los miembros del Supremo también lo son?

Ha hablado, además, de "turba feminista supremacista" y ha añadido que, a este paso, "las relaciones más seguras serán a través de la prostitución". El fallo, asegura Serrano, hace peligrar las relaciones de hombres y mujeres. No sé qué tipo de relaciones conoce él, pero la sentencia contra La Manada no altera lo que se debe considerar normal y sensato en las interacciones personales. O sea, una violación era algo execrable antes de la sentencia y lo es después, con permiso de Serrano. Luego VOX le ha desautorizado y él ha intentado matizar, pero vaya, viene a decir lo mismo, aunque sin calentamiento global. Yo lo que les pediría a todos estos hombres es que si pasan unos días sin decir ninguna bestialidad, tampoco pasa nada.