Cuando estábamos sintiendo que algunos nuevos grupos políticos decían que había que acabar con el sentido del género, porque no tenía ninguna razón de ser y que teníamos que volver a un tipo de violencia intrafamiliar, resulta que hemos tenido un conocimiento terrible. Desde 2003 que se empiezan a tener los datos feminizados de la violencia, se dan por muertas más de 1.000 mujeres y que conste que son mujeres asesinadas por violencia de género, es decir, que han sido asesinadas por sus parejas o exparejas, porque hay otras tantas mujeres a las que han matado por su condición de mujer que no se cuentan. Ya no valen ni las mil, tenemos que ir sumando.

Hemos visto hace poco cómo han encontrado el cadáver de Mónica Borràs, en Terrasa, escondida debajo del patio donde vivía su expareja y ella misma. Estamos viendo una crueldad tremenda. Ni ETA mató en todos los años de actuación a tantos, así que no solo no podemos quitar la cuestión de genero, sino debemos explicarla más.

A las mujeres nos matan porque nos creen de su posesión, porque creen que somos suyas, y si nosotras no queremos tener sentimientos hacia ellos, nos persiguen hasta que nos matan porque somos 'una propiedad'.

Si eso no lo entiende la sociedad, si no entienden que nos persiguen por las circunstancias sociales en las que hemos estado, en las que unos son poderosos y las otras estábamos más sometidas, nunca daremos una solución a los problemas de la violencia hacia las mujeres.