Pocas veces se tienen ejemplos tan claros, evidentes y groseros en tan poco tiempo de cómo la derecha solo piensa en su clase privilegiada y desprecia a la clase obrera. Su política para ricos es conocida por aquellos que tenemos conciencia de nuestro origen humilde y lo hemos politizado para guiarnos en la vida pública, pero son políticas y medidas que pueden solamente llevar a cabo por el apoyo de muchos aquellos que perteneciendo a los mismos estratos humildes no creen que la clase social les determine. Somos rehenes de quien sufre alienación social, así que incidir cuando estos ejemplos son tan evidentes es imprescindible para hacer pedagogía. Porque adquirir conciencia de clase es indispensable para no autolesionarse a la hora de elegir a los representantes públicos. Y sí, votar a la derecha siendo de clase obrera es ir contra tus propios intereses.

Isabel Díaz Ayuso es una de las mejores exponentes de los nuevos líderes desacomplejados a la hora de mostrar sin vergüenza el desprecio que sienten por la clase obrera. Una alumna aventajada en la misma línea degenerada que mostró Margaret Thatcher. "No podemos regalarle la educación a todo el mundo", dijo en su akelarre clasista de cada mañana en la Asamblea de Madrid. Cuando habla de todo el mundo se refiere a los pobres, que son los que precisan de una educación universal y gratuita sufragada por los impuestos como el servicio público que es. Pero es la conciencia de clase la que te tiembla en las entrañas cuando oyes a una enchufada sin mérito ni talento hablar de regalar la educación. Regalar. Un derecho constitucional, un derecho fundamental que es la base fundamental del progreso social expresado en términos de dádiva por una dirigente que solo conoce el esfuerzo por haberlo visto de lejos.

La derecha no cree que la lucha de clases sea un concepto decimonónico superado, la cree tan vigente que es lo único que guía sus políticas. Gobernar para los ricos a costa de los pobres. El PP de Andalucía lanzaba dos mensajes sobre su política de reducción de impuestos que son el ejemplo más descarado que se recuerda en la política española.

Los mensajes en la red social Twitter explican de manera cristalina para quién gobierna el PP y lo alejados que están de la realidad social de la gente de clase obrera. Puede que haya quien por dicha alienación considere que hacerles la misma deducción de impuestos a dos familias con una diferencia de 60.000 euros anuales en ingresos sea justo, hay de todo en la viña del señor, no lo descartemos. Pero ni siquiera es así, los pobres no van a tener esa deducción. Porque el matrimonio que gana 20.000 € al año no va a gastarse 1.080 euros al año en clases de inglés para el niño, porque quien gana menos del salario mínimo, que ni en eso se esconde el PP a la hora de poner ejemplos, no puede gastarse 90 euros al mes en clases para el niño.

El ejemplo del PP supone que el matrimonio que gane 20.000 € le pague con sus impuestos las clases de inglés al matrimonio que gana 80.000 € al año, porque ellos sí pueden gastarse ese extra en la educación de sus hijos. De eso se trata, no es un error, lo que se pretende es que los miembros de la clase obrera paguen con su esfuerzo que los hijos de la burguesía tengan más oportunidades. Porque somos de clase obrera, y gilipollas.