La psicopatía o trastorno antisocial de la personalidad es un trastorno mental muy frecuente, que se da dos veces más que la esquizofrenia, la anorexia o el trastorno bipolar. Tiene tanto prevalencia como el trastorno de pánico o el autismo, por ejemplo, según datos recogidos por la asociación PsychopathyIs, que trabaja por una mayor concienciación sobre este desorden. Sin embargo, muchas personas no tienen claro qué es ser un psicópata.

Aunque de manera popular se le sigue llamando psicopatía, ni el DSM-V (el sistema diagnóstico auspiciado por la Sociedad Americana de Psiquiatría) o el CIE-10 (el sistema que utiliza la Organización Mundial de la Salud) emplean este concepto, sino el de Trastorno de la personalidad y el de Trastorno de personalidad disocial, respectivamente.

En su forma más grave, la psicopatía afecta a 1 de cada 100 personas de todos los sexos, edades, razas y nacionalidades. Pese a las cifras, la idea generalizada es que se trata de un desorden poco frecuente y limitado a las personas físicamente violentas.

Qué es la psicopatía

La psicopatía no es una enfermedad mental, sino que se considera una alteración o trastorno de personalidad. Este término resulta poco claro porque a "psicópata" se le dan muchos usos y significados distintos.

El médico francés Philippe Pinel escribió en 1801 su histórica primera definición del psicópata, con la que introducía la novedosa idea de la "locura sin delirio" (manie sans délire), es decir, sin confusión de mente, como recoge esta publicación especializada. Pinel escribió: "No fue poca sorpresa encontrar muchos maníacos que en ningún momento dieron evidencia alguna de tener una lesión en su capacidad de comprensión, pero que estaban bajo el dominio de una furia instintiva y abstracta, como si fueran solo las facultades del afecto las que hubieran sido dañadas".

Sobre este primer paso se sumó la aportación del alienista británico J.C. Pritchard, quien introdujo en su obra de 1835 una concepción de la psicopatía que sigue siendo muy relevante, porque captura la esencia de la personalidad psicopática.

Pritchard introdujo el concepto de "locura moral" ("moral insanity"): "[...] una enfermedad, consistente de una perversión mórbida de los sentimientos naturales, de los afectos, las inclinaciones, el temperamento, los hábitos, las disposiciones morales y los impulsos naturales, sin que aparezca ningún trastorno o defecto destacable en la inteligencia, o en las facultades de conocer o razonar, y particularmente sin la presencia de ilusiones anómalas o alucinaciones".

Esta definición de psicopatía reconoce que en el psicópata no hay perturbación mental y sitúa la patología "principal o exclusivamente en el ámbito de los sentimientos, temperamento o hábitos". Esto lleva a una gestión incorrecta de los impulsos y metas en la vida y a unos "principios morales (…) [que] están extrañamente pervertidos o depravados". La conclusión es el desprecio y la indiferencia hacia las normas y modos de vida de la sociedad en la que le toca vivir; de ahí que, si bien puede "hablar o razonar de cualquier cosa que se le proponga" –puesto que sus facultades de raciocinio no están lesionadas-, para lo que en verdad está seriamente incapacitado es para "conducirse con decencia y propiedad en los diferentes asuntos de la vida".

La noción común que tiene el sistema jurídico del trastorno psicopático se desarrolló un poco más tarde en Inglaterra, basándose en el concepto de personalidad anormal como sinónimo de desadaptación social, teorizado en Francia por los citados autores, entre otros.

En el siglo XX, en su libro 'Las personalidades psicopáticas', Kurt Schneider señala que los psicópatas no solo se hallaban en las prisiones e institutos psiquiátricos, sino en toda la sociedad, ya que muchas veces eran personas que tenían éxito en los negocios y en la vida social mundana, ostentando incluso posiciones de poder en la política.

Un eminente psiquiatra americano,Harvey Cleckley (1941) había desarrollado un tratado extraordinario sobre este tipo de psicópata no criminal, en su célebre obra 'La máscara de la cordura', y fue él quien mejor definió sus rasgos esenciales, que posteriormente iban a ser considerados por Robert Hare para crear su Escala de Valoración de la Psicopatía (PCL) que, desde su versión de 1991 (PCL-R), se constituyó en el referente del mundo científico en el diagnóstico del trastorno.

Autores como Hervey Cleckley y Robert Hare han tratado de delimitar el perfil psicológico de los psicópatas, describiendo rasgos de personalidad y patrones de conducta característicos. Hare incluso publicó una obra llamada 'Psychopathy Checklist', para establecer las principales características del comportamiento psicopático. Estos son los rasgos que conforman el perfil clásico del psicópata:

Cómo es un psicópata: los rasgos más comunes

Hay diferentes estudios y aproximaciones que tratan de hacer un perfil de la personalidad de las personas con trastorno de la personalidad o trastorno de personalidad disocial, como se le quiera denominar.

Estos son los rasgos que identifica Robert Hare en su libro de 1991, 'Psychopathic Check List Revised' ('La Escala revisada de valoración de la psicopatía' o PCL-R).

  • Factor 1: incluye características como encanto superficial, grandiosidad, mentira patológica, manipulación, falta de culpa y empatía, e incapacidad para reconocer responsabilidad.
  • Factor 2: abarca búsqueda de sensaciones, estilo de vida parásito, falta de autocontrol, problemas de conducta tempranos, metas irreales, impulsividad, irresponsabilidad, delincuencia juvenil y revocación de libertad condicional.

Tres ítems adicionales: conducta sexual promiscua, relaciones maritales breves y versatilidad delictiva.

Más tarde, en 2021, otros autores Cooke y Michie desarrollaron otra propuesta, un modelo de tres factores que responde mejor a los datos que recoge la moderna investigación sobre la personalidad psicopática, pero todavía es mayoritaria la visión ampliamente aceptada de los dos factores del PCL-R.

Factor 1– dimensión interpersonal:

  • Es locuaz en su discurso.
  • Con una presunción que revela un sentido desmesurado de su propia valía.
  • Es mentiroso por naturaleza, no importándole demasiado si se le hace ver que cae en contradicciones.
  • Estafa a los demás sin importarle mínimamente quiénes son sus víctimas (por ejemplo, su propia familia).

Factor 2 – Dimensión afectiva:

  • Presenta un afecto superficial y no es capaz de profundizar en las relaciones que establece.
  • Es insensible, presentando una clara despreocupación por los derechos de los demás.
  • No siente culpa.
  • No se responsabiliza por sus propias acciones.

Factor 3 – Estilo de vida:

  • Es apático en relación con cualquier actividad productiva.
  • Impulsivo, su conducta es el resultado de la consecución inmediata de sus deseos y caprichos.
  • Irresponsable, capaz de comportamientos que ponen en peligro su propia vida o la de los demás.
  • Parasitario, vive a costa de los demás.
  • No tiene metas ni objetivos claros en su vida.

En resumen, los rasgos de una persona con lo que antes de llamaba psicopatía, y ahora Trastorno de la personalidad o Trastorno de personalidad disocial, serían:

1.Temperamento indiferente: es el núcleo emocional y social de la psicopatía, caracterizado por dañar a otros, carencia de remordimiento y manipulación.

2.Dominancia social: personalidad intrépida, toma de riesgos y alta confianza.

3.Comportamiento desinhibido: impulsividad, falta de planificación y compromiso, y aburrimiento fácil.

¿Hay tratamiento para la psicopatía?

Sí, la psicopatía, como muchos trastornos de la personalidad, se puede tratar. Las investigaciones demuestran que la empatía y el remordimiento pueden mejorarse mediante tratamiento familiar y conductual. El tratamiento a menudo puede mejorar los resultados posteriores en la vida de las personas con psicopatía.

No obstante, no hay demasiadas opciones de tratamiento para la psicopatía porque no se ha investigado lo suficiente sobre los factores de riesgo, las causas y los tratamientos eficaces.