La noticia de un joven británico, que había despertado de una muerte cerebral, se hizo viral la semana pasada. Pero eso es imposible. El estado de muerte cerebral implica el fallecimiento. Tanto a efectos clínicos como legales. No hay opciones de revivir. "Es absolutamente irreversible. En una muerte cerebral no hay ninguna función cerebral en absoluto", aseguran desde el Grupo de Trabajo de Neurointensivismo y Trauma de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC).

Así, los expertos señalan que el término correcto sería hablar de coma, estado en el que el "cerebro está funcionando al mínimo". Es decir, en el coma hay una disminución del nivel de conciencia, hasta el punto de perder la respuesta a estímulos. Pero el cerebro está funcionando y en la muerte cerebral no.

Hay diferentes grados de coma. Desde un paciente que está despierto y en alerta hasta el coma profundo. El grado depende de de la magnitud y/o localización del ‘daño’ infligido por el traumatismo. "Si un TCE ha provocado un estado de coma profundo, es porque el traumatismo ha sido grave o el daño se encuentra en una zona crítica y vital del cerebro", puntualizan desde la citada fuente.

¿Se puede despertar de un coma?

A diferencia de la muerte cerebral, un paciente en coma sí que puede despertar. Pero depende de la causa y de la irreversibilidad del daño sufrido. "Si el daño es severo, la parte dañada es extensa, o el daño se encuentra en una zona crítica y vital del cerebro, las probabilidades de salir del coma son remotas. Sobre todo, de salir bien y sin ningún tipo de secuela", añaden los expertos. En cualquier caso, pueden quedar secuelas leves, moderadas, graves o, directamente, incapacitantes e incluso irreversibles.

Hay casos en los que la causa no llega a provocar un coma profundo y lo provocan desde la UCI. Es lo que se conoce como ‘coma inducido’ y sirve para frenar las consecuencias del coma. "El motivo de que hagamos esto es que aquello que ha provocado el coma puede dañar aún más al cerebro si no lo evitamos, incluso a zonas que no han sido dañadas inicialmente, y tenemos que proteger tanto lo ya dañado (para que no se dañe más) como la parte no dañada", explican desde el SEMICYUC.

De esta forma consiguen controlar una serie de parámetros (como la presión intracraneal y la presión de perfusión cerebral) y proteger al cerebro.