24 de junio, viernes, qué bonitas las hogueras de San Juan y qué maravilloso el verano. ¿Sí, seguro? Quizá, si tienes hijos a cargo, más bien lo que estés pensando es: "Hoy acaban el colegio y yo no cojo vacaciones hasta dentro de un mes, ¿qué c... hago con los niños? Que la crianza implica situaciones de estrés no es ninguna novedad. Pero cuando sumamos a ellos un trabajo (retribuido), la cosa se complica y entramos en la carambola que trae de cabeza a tantas familias: ¿cómo compagino los horarios ahora en verano? En muchos casos esta situación de desbordamiento arrastra a muchas personas al límite. Pero no, la maternidad no tiene que desembocar en sufrimiento.

Por eso, si tienes hijos y en tu cabeza resuenan constantemente las frases "no llego", "no puedo más" o "no me da la vida", puede que estés sufriendo lo que se conoce como burnout o síndrome de agotamiento parental. Unos sentimientos que pueden acentuarse en verano.

En la Universidad de Ohio (Estados Unidos) han estudiado este problema y han desarrollado un test para ayudar a los padres y madres a saber de qué manera sufren burnout parental. En la parte superior de este artículo puedes responder a diez rápidas preguntas que, según las investigadoras, facilitan la detección de este problema. Para su mayor utilidad, se recomienda hacerlo en el contexto de una consulta clínica sobre salud mental.

Cada respuesta del test tiene una valoración que se corresponde con la asignada por Kate Gawlik y Bernadette Mazurek Melnyk, las investigadoras, y cuyo resultado aparecerá al final, tal cual aparece en el informe del estudio junto a las recomendaciones indicadas en cada caso.

Qué es el 'burnout'

El burnout es la manifestación de una serie de síntomas de agotamiento o ansiedad que sufren muchas madres y padres que trabajan y a los que se les hace muy cuesta arriba la conciliación del trabajo con la crianza. Unas sensaciones que vienen acompañadas de pensamientos de "ya no puedo más" o "no me veo capaz".

Esta angustia ha existido siempre, apunta la psicóloga Silvia Álava, pero, como todo lo relacionado con los problemas de salud mental, no nos habíamos atrevido a verbalizarlo como hacemos ahora.

Es frecuente hablar del burnout relacionado con el trabajo, como síndrome del trabajador quemado. En ese caso, se trata de casos en los que las personas se encuentran agotadas, sin fuerzas y con ansiedad en relación con su empleo.

El burnout parental, anota Álava, es una denominación específica que damos a la situación relacionada con los roles de la paternidad. Una logística que se complica aún más en verano, cuando los pequeños comienzan los horarios intensivos y cogen las vacaciones, lo que hace añadir una gestión adicional al Tetris diario de la conciliación.

Esta situación, explica la psicóloga, puede hacer que algunas familias "hagan crac" en esta época del año: "Los padres ya vienen muy al límite", más después de todo lo que llevamos arrastrando tras la pandemia y con la situación económica que vivimos de fuerte inflación.

Porque no todo el mundo se puede permitir un campamento de verano o no tienen abuelos con quien dejar a las criaturas.

6 de cada 10

Conviene evaluar cada personal en un entorno profesional, pero el estudio de la universidad estadounidense apunta a una serie de factores que influyen y que provocan que el 66 % de los padres estudiados manifestaras agotamiento parental: ser mujer, el número de hijos o cuando los pequeños sufren ansiedad u otros trastornos mentales no diagnosticados aumenta las posibilidades de acabar con burnout.

También en esto salen más afectadas las mujeres: el 68% de las participantes en el estudio reportaron agotamiento frente al 42 % de los hombres. Esto tiene que ver con que las madres son las que todavía asumen la mayor parte de las tareas de crianza, lo que supone un coste añadido laboral, personal y emocional para las mujeres, según unestudio realizadopor la Asociación Yo No Renuncio, del Club de Malasmadres. En ese estudio, el 64% las madres encuestas afirmaron que llegan cansadas al trabajo todos los días, y el 66% indicó que no ha pedido ayuda psicológica pese a sentirse desbordada y triste.

Por supuesto, esto no queda solo en un malestar para padres y madres, ya que incluye directamente en la relación con sus hijos. "Es importante verbalizar las emociones, implica que pongo nombre y etiqueto la situación para hacerlo más llevadero", explica Silvia Álava. Desahogarnos no solucionará todos nuestros problemas, pero ya es un paso: las investigadoras aseguran que reconocer e intervenir en el agotamiento de los padres mejora los resultados tanto de los padres como de los niños. Reconocer que se necesita ayuda es una fortaleza, no una debilidad.