Miran al cielo con la preocupación, dicen, a sólo unos metros de sus casas. Algunos vecinos de Illescas, Toledo, viven literalmente bajo los cables de un tendido eléctrico. Aunque no saben si las torres de alta tensión tienen algo que ver, les inquieta el aumento de tumores en el barrio.

"En los tres últimos años se han multiplicado los casos, en torno a 22. Algunos de ellos ya fallecidos", explica Santiago Salvador, presidente de la asociación de vecinos Al-Sagra.

Los casos se concentran en cuatro calles por las que pasa el tendido eléctrico, especialmente en la del Lirio, donde de nueve viviendas, se han detectado tumores en seis de ellas. "La inquietud de un hermano tuyo que tiene un tumor, un vecino tuyo que tiene un tumor y nos sabemos si va a salir o no", explica Gregorio Serrano, vecino.

Desde el Ayuntamiento aseguran que la línea eléctrica cumple con las normas pero ni pueden vincular la causa de estas enfermedades a la instalación eléctrica, ni tampoco descartarlo. "No hay estudio científico ni base sanitaria que diga que aquel campo electromagnético sea el causante, pero tampoco dice nadie lo contrario, sostiene Francisco Rodríguez, portavoz del Consistorio.

Alertada por las quejas, la propietaria del tendido, Gas Natural Fenosa, midió la radiación de la zona, pero los valores arrojados estaban dentro de los límites permitidos por la legislación, una normativa que algunos expertos en bioelectromagnetismo insisten que debería cambiar.

"Es una norma demasiado tolerante en este caso, por tanto, esos niveles de tolerancia son excesivos. Se debería dejar una distancia de seguridad", destaca Caferino Maestú, del Laboratorio bioelectromagnetismo CTB-UPM.

Ahora, Ayuntamiento y eléctrica tratan de encontrar una solución para unos vecinos que tras más de 35 años conviviendo con las torretas esperan algún día verlas desde la distancia.