Tapándose la cara con su
propio jersey, sin levantar la mirada del suelo y entre abucheos de dos
compatriotas. Patrick, el presunto asesino de Pioz, llegaba a la Comandancia de
la Guardia Civil de Guadalajara, tras pasar más de 24 horas en el aeropuerto de
Madrid Barajas.
Allí, aterrizaba procedente
de un vuelo de Sao Paulo y ya esposado y escoltado era trasladado directamente
aquí, a las dependencias policiales de la T4 donde los agentes le tomaban
declaración y recogían muestras de su ADN para cotejarlas con las pruebas
encontradas en la casa donde se hallaron los cuerpos de la familia.
Poco a poco conocemos
más detalles de su entrega a las autoridades españolas. Por ejemplo, que su
hermana, abogada de profesión, fue clave en este proceso. Viajó hasta España
para entrevistarse con el juez y los agentes encargados del caso y así pudo
comprobar, de primera mano, las pruebas que había contra él.
Por eso, para evitar
prisiones brasileñas con problemas de salubridad y seguridad, como las que nos
mostró el programa Encarcelados, y con la intención de que Patrick sería bien
tratado en cualquier cárcel española, su familia y su abogado negociaron con la
Guardia Civil su entrega a España.