Cuenta la leyenda que el obispo Prudencio dio una orden a sus feligreses antes de morir. "Que por favor le montaran una mula y que donde parase la mula lo enterraran allí y paró en este monasterio", cuenta Diego Marraco, del blog Patrimoniolvidadodelarioja.blogspot.com.es.

Desde este místico origen en el S.VI, el templo fue un baluarte en la cristianización de La Rioja tras el dominio del Islam. Gracias a ello creció durante siglos hasta convertirse en uno de los monasterios más majestuosos del norte de España.

"En el S. XVIII tenía todavía 35 monjes viviendo aquí, grande en cuanto a número, grande en cuanto a posesiones y grande en cuanto a la estructura", explica Sergio Larrauri, historiador.

En 1.835, la desamortización acabó con su la vida del monasterio. Desde entonces, hasta ahora tan sólo han acudido curiosos y amigos de lo ajeno. Durante más de un siglo, tan sólo unos pocos estudiosos se han interesado por mantener su legado. Y sí ven un futuro al monasterio.

"Se podría dar un uso turístico si la inyección de dinero fuera muy grande", comenta Diego Marraco. José Manuel Valle, investigador de patrimonio cree que: "se podría utilizar como campo de prácticas para investigación de cómo se deteriora el patrimonio".

Pero ninguna será posible si las instituciones no aportan interés y dinero.