España
Fin de semana de aire puro en el valle de Baztán
Nada mejor que escaparse un par de días aquí para conocer la inmensa belleza del norte de Navarra.
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Enclavado entre los puertos de Belate y Otsondo, el valle de Baztán es uno de esos rincones en el Pirineo del que los navarros pueden estar bien orgullosos. Y es que pocos lugares pueden rivalizar en hermosura con esta superficie de 364 kilómetros cuadrados que engloba pastos de un verde intenso, las montañas gigantes de la cordillera fronteriza y pequeños pueblos donde los caseríos siguen siendo las edificaciones principales, y donde siguen viviendo del pastoreo, de la tierra, así como disfrutando de una de las mejores gastronomías de España. El por qué de tanto caserío hay que encontrarlo en su historia. Baztán es tierra hidalgos e indianos, que regresaron de ultramar con gran fortuna. Con ese dinero levantaron palacios y caseríos de piedra, monasterios y puentes; y siempre respetando los hermosos bosques y el paso del Camino de Santiago (no es la única senda famosa de la zona, ya que otra, la de las brujas y el sendero de los contrabandistas, une el valle con las cuevas de Urdax, Zugarramurdi y Sara). Las mejores vistas del valle se disfrutan desde el mirador de Ziga o desde el puerto de Otsondo, a 600 metros de altitud. Pero no son los únicos destinos interesantes para los senderistas. La ruta Abartan, de 12,60 km., parte precisamente de Ziga y visita las tierras de pastoreo. Otra es la de la Cascada de Xorroxin, que culmina en un salto de agua. Siendo Navarra, la buena mesa está asegurada. No faltan opciones en Elizondo, Elbete, Maya o Arizkun, por citar solo algunos pueblos del valle, donde acabar chupándose los dedos. Es famoso el solomillo del Baztán, así como sus sopas elaboradas con caldo de oveja. Si se puede, hay que probar el 'Blanco y negro' (sangre con relleno, una especie de morcilla), así como su chocolate con avellanas artesano, fabricado en el valle. Será el mejor modo de acabar una escapada única recorriendo caminos, subiendo y bajando montañas, respirando aire puro, extasiándose ante la belleza de un rincón único: Baztán.
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