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BARROS, FUMAROLAS, AGUAS TERMALES Y MAGNÍFICAS PLAYAS

Vulcano, la isla del dios del fuego

Vulcano es la isla más cercana a Milazzo, desde donde parten los transbordadores hacia las islas Eolias. Según la mitología, el dios del fuego y los volcanes, tenía aquí su fragua.

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Las islas Eolias o Eólicas son un archipiélago volcánico en el Mar Tirreno, cerca de la costa nordeste de Sicilia. Si eres un amante de los volcanes, las fumarolas y el azufre. Si te gusta la naturaleza extrema, en estado virgen, y la belleza que ofrece el interior del planeta, tienes una cita en Mesina, frente a las costas de Milazzo.

Hoy viajamos a Vulcano, una de las siete islas del archipiélago que forman la Eolias. Llamada Thermessa la caliente, Terásia, tierra caliente, y Hiera, la sagrada fragua de Efesto, donde los cíclopes forjaban los rayos para Júpiter. Y desde luego no es para menos, porque esta isla, con sus exquisitos baños de barro y sus relajantes aguas termales, es conocida desde tiempos inmemorables, no sólo por su belleza, sino por la tranquilidad de sus preciosas y tranquilas playas del sur.

Fueron los romanos los que la bautizaron a la isla con el nombre de Vulcano, que estuvo deshabitada hasta el siglo XVIII.
Durante siglos su barro curó dolores reumáticos y enfermedades de la piel y, hoy, se siguen embadurnando muchos en los baños terapéuticos de lodo caliente o fanghi, en el farallón de Levante, en las cercanías del desembarcadero. Sumergirse en las aguas termales que contienen azufre y barro, cubrirse por completo el cuerpo y después quitárselo dentro de las piletas de agua de mar, sigue siendo una de las principales actividades en Vulcano. 

Ascender hasta el cráter del Fossa di Volcano, llamado el Gran Cratere, a 386 metros de altura, o tomar el sol en las playas sureñas de Gelso y Cannitello, de aguas templadas (incluso en invierno) calentadas por las fumarolas, son otro de los atractivos de esta árida e inhóspita isla. En la bahía de Poniente, la playa de Sabbie Nera, es una de las más bonitas de la isla y no hay que dejar de ir a la península de Vulcanello, donde encontraremos el Valle de los Monstruos con sus curiosas formaciones de lava. 

La subida al cráter no es difícil pero sí empinada y se tarda alrededor de una hora. La recompensa son las fantásticas vistas de todas las islas Eolias: Lipari, la capital, Alicudi, Filicudi, Panarea, Salina y la bellísima Stromboli. Las continuas fumarolas en la parte interna del cráter nos recuerdan que este volcán solo está dormido, su última erupción ocurrió en 1890. Unas Islas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

En Vulcano, el olor del azufre y la actividad volcánica son constantes y se pueden observar fenómenos como fumarolas y chorros de vapor tanto en la cresta volcánica como en el fondo del mar. 

Para desplazarnos podemos alquilar una moto, lanchas, canoas, motos de agua, bicicletas o un minibús, pero en un par de horas se puede recorrer la isla andando.

Si quieres completar la experiencia, hay que llegar hasta Strómboli, sede del volcán europeo con mayor actividad. Sus espectaculares y frecuentes erupciones se pueden admirar desde el Observatorio de la Marina Militar Punta Labronzo. Con suerte, podrás ver la Sciara del Fuoco, el impresionante descenso de la lava hasta el mar.

Para llegar a las Eolias podemos hacerlo desde la península italiana como desde Sicilia, desde Regio Calabria o Nápoles, o desde Mesina y Milazzo cogiendo un barco o un ferry, con salidas incluso desde Palermo y Cefalú.

Las Eolias guardan una curiosa relación con los astros, están dispuestas en forma de Y, como las estrellas de la constelación de Orión. Y Vulcano se halla en la extremidad inferior. Esta isla de 21 kilómetros cuadrados y a 500 metros de altitud, es la más cercana a la costa siciliana. Su nombre evoca a su orografía, una tierra de la lava y fumarolas, de sulfuro amarillo y arenas negras.

Hay tres volcanes en la isla. El primero, extinto desde la prehistoria, el segundo es Vulcanello inactivo desde el año 183 a.C, y el tercero Fossa di Vulcano, es el que hoy, no puedes dejar de visitar.

Un viaje a Vulcano es como un viaje a los infiernos más bellos.

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