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Asia

Tokio; una fiesta de moda, tecnología y gastronomía

Una ciudad que parece no terminar ni a lo ancho, y largo, ni a lo alto.

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Lo que para nosotros son rascacielos para ellos son edificios de lo más normales, ¡incluso podrían ser más altos! Una ciudad que esconde sorpresas, y de las buenas, en cada rincón. Una ciudad que cuenta con una cultura urbana, un saber vivir en sociedad y unas inquietudes interminables por la moda, la gastronomía y el pasarlo bien. A Tokio hay que llegar con los sentidos muy activados y con muchas ganas de probar y entender sus porqués. Si te gusta la moda Tokio es una joya. Y no solo para los bolsillos más exquisitos, que también. En el barrio de Shibuya, además de su conocido cruce, están presentes a modo de tiendas todas las firmas grandes y pequeñas del mundo de la moda pero también pequeñas ‘boutiques’ locales en las que la moda japonesa tiene su mejor cara y precio. Cerca de Shibuya está Takeshitadori, una calle en la que la juventud japonesa más ‘in’ se junta para pasear, comprar y lucir estilismos imposibles inspirados en el manga y la fantasía japonesa. Las tiendas de ropa de segunda mano o vintage deben ser el objetivo de tus búsquedas si lo que quieres es hacerte con alguna pieza a buen precio de diseñadores nacionales de la talla de Yamamoto o Watanabe. Y la unión más fresca de oriente y occidente a moda de moda y complementos está en Omotesando, también en Shinbuya. Otro barrio, otro estilo, otra oferta y otro mundo. Así es Akihabara, el paraíso del animé y las salas de videojuegos. Los grandes de la tecnología tienen aquí su espacio, a modo de altísimos edificios, y los aficionados a los videojuegos encuentran en este barrio su paraíso. Sin duda, un lugar que visitar y que pararse a ver. No deja de sorprender. Shinjuku es un paraíso tecnológico en todo su ser, pero también cultural y sin perder ni un ápice de su genialidad. Las luces y la oferta tecnológica comparten espacio con Shinjuku Golden-gai Alley. Es algo difícil de encontrar, en medio de la vorágine de Shinjuku, y se abre como un mundo paralelo. Una serie de locales bajos, de estética muy japonesa, que esconden restaurantes y pequeños comercios donde es posible encontrar todo lo que nuestra mente pueda llegar a imaginar.  El hilo tecnológico es interminable en Tokio. Y la zona de Odaiba es una muestra más. Una pequeña isla a la que se accede a través de un tren con loop, para animar el viaje, acoge el edificio de la televisión japonesa (que regala espectáculos de luces y música proyectados en su fachada), una réplica de la Estatua de la Libertad, un robot gigante sacado de una serie manga, una noria… así un sinfín de atractivos que a se conocen como la DiverCity de Tokio. El lujoso barrio de Ginza también merece una visita. Y no para gastar, que es poco común tener un presupuesto de estas características. Pero sí para ver las grandezas de las firmas más potentes en lo que a moda y tecnología se refiere. Un barrio en el que el concepto de tienda se quedó pequeño y dejó paso a los edificios. Sí, toda firma que se precie tiene un edificio entero en Ginza. Y como comprar da hambre, no hay nada mejor que disfrutar también de la gastronomía de este país. El sushi es lo más exportado y también lo menos consumido por los autóctonos. En Japón hay que comer sushi, todo el que puedas, pero déjate enseñar.  La mejor hora es por la mañana, y cuanto más pronto mejor. Cerca del mercado de pescado de Tuskiji, al que la recomendación es ir cuando abre (cuatro de la mañana), hay muchos y muy variados restaurante que ofrecen el sushi como especialidad. La tempura, el arroz,  los noodles… todas buenas opciones que no hay que pasar por alto.

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