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Europa

Thassos, el paraíso del norte de Grecia

Casi un círculo perfecto en el recodo más septentrional del Egeo, la isla de Thassos ofrece las calas más boscosas y solitarias de Grecia.

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Un ferry desde la ciudad de Kavala, atravesando el golfo del mismo nombre, es la manera habitual para llegar a la isla de Thassos. Desde el aire, es casi una mota completamente redonda y su localización es relativamente fácil de encontrar, pues se trata de la isla más al norte del Egeo, más cerca de Salónica que de Atenas y las Cícladas. Es quizás por esa septentrionalidad por lo que goza de una ecosistema diferente. A diferencia de otras islas como Mikonos o Paros, aquí sí hay bosques, por lo que para muchos sus calas y playas solitarias son, prácticamente, el paraíso griego por excelencia. La isla de Thassos puede presumir de ser una isla minera desde hace milenios, y es que hay evidencias de que en el año 13.000 antes de Cristo ya se practicaba aquí la minería. Concretamente, se extraía oro, plata y cobre de sus entrañas, una actividad que fue, poco a poco, derivando en la extracción de mármol, algo que aún se realiza en nuestros días. Sin embargo, es el turismo su principal fuente de ingresos. No le faltan motivos. Toda la isla está llena de pequeñas calas donde poder bañarse en casi soledad. Pero también se puede disfrutar en familia, pues no faltan grandes arenales concurridos en los que jugar todos juntos, playas bien acondicionadas con sombrillas, tumbonas... y, eso sí, con aguas turquesas y rodeados de un maravilloso bosque mediterráneo. La antigüedad de los asentamientos permite hacer todo tipo de actividades en Thassos. Las excursiones en bicicleta o de senderismo a los pueblos del interior permiten conocer templos y ruinas de las civilizaciones clásicas. Limenas, la capital, así como Thasos, permiten en sus puertos tomar un perfecto café o un vaso de ouzo mirando tranquilamente al mar. En cuanto a playas, imposible no destacar las piscinas naturales de Giola, junto al mar, perfectos círculos rodeados de rocas desde las que es posible lanzarse al agua, en calma independientemente de que a un par de metros ruja el rompeolas. Tampoco hay que dejarse atrás Saliara, una playa conocida como 'de mármol' por su composición de minipiedras blancas de este material que brillan al sol. Eso sí, para llegar aquí es necesaria una caminata de cinco kilómetros desde la vecina playa de Makryammos. Son tantas playas, tantos pueblos con templos y vestigios clásicos, tantos puertos pintorescos... que una semana en Thassos no es suficiente para conocer toda la isla. Enamorarse de aquí es tan sencillo que volver es casi una obligación.

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