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Shigar Fort Residence, a los pies del poderoso K-2

Shigar Fort Residence, a los pies del poderoso K-2

Un museo y hotel de lujo en una de las zonas más remotas de Pakistán

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Fue cuna de las civilizaciones del Indo, de antiguos imperios, culturas y cruce de caminos en el continente asiático que comunicaba la grandiosidad de Persia con el misticismo de India. Un país con unas características que lo hacen diferente a otros países asiáticos; musulmán, con una arraigada historia y un patrimonio cultural propio. Contrastes que se aprecian también geográficamente, desde las orillas del Mar de Arabia pasando por las llanuras fértiles del valle del Indo hasta sus imponentes montañas del norte salpicadas de bellos glaciares. Precisamente, a los píes del K-2, la segunda montaña más alta del planeta se encuentra Shigar Fort, una fortaleza protegida prácticamente por otra fortaleza geológica de acantilados rocosos. Un refugio construido a los pies de las montañas del Karakoram, una parte de la cordillera del Himalaya, hace más de 400 años por el rajá de Baltistán, Hassan Khan, y que durante varias generaciones fue el hogar de la dinastía Amacha. Hoy en día es un hotel y museo a la vez, reflejo de la arquitectura tradicional. Durante seis años fue sometido a una remodelación a cargo de Agan Khan Trust for Culture. Sus edificios tradicionales, antigüedades, trabajos en tallas de madera y tejidos son fiel reflejo del arte y la cultura de Baltistán y para ello se contó con el trabajo de artesanos locales que utilizaron métodos tradicionales. El resultado final es una fortaleza rodeada de jardines de rosas y árboles frutales con 13 habitaciones en el viejo palacio y 7 en la casa jardín de más reciente construcción, restaurante, salones y como curiosidades una pequeña mezquita y un helipuerto. Una de las salas funciona como museo y expone objetos de la cultura Balti. El lugar perfecto para aislarse, vislumbrar la vida cotidiana en esta aislada zona de Pakistán y combinarla con recorridos por el valle de Shigar, donde se encuentran Karakoram y los Himalayas. Una forma diferente de hacer turismo, que intenta preserva su herencia ancestral, en la que van de la mano la hospitalidad del pasado junto a la comodidad y modernidad. Igual que hace 400 años, en la época de los poderosos rajás, es un auténtico refugio de lujo para sus huéspedes.

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