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Asia

Semana Santa en Jerusalén

La Ciudad Santa capital de la humanidad

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No hay nada como pasar la Semana Santa en Jerusalén. Celebrar los grandes eventos de la historia de la vida de Jesús en los lugares donde ocurrieron es una experiencia conmovedora e inolvidable para los creyentes y los que no creen. Porque Jerusalén tiene algo mágico, pisar sus calles y respirar su ambiente nos remonta a nuestro bagaje cultural. La ciudad es un imán difícil de describir, todas y cada una de sus piedras rezuman siglos de antiguedad. Oficialmente, Semana Santa comienza al conmemorarse la entrada de Jesús en Jerusalén el Domingo de Ramos. En la ciudad se celebra una misa matinal a las 8h de la mañana en la Iglesia del Santo Sepulcro y después hay una tradicional procesión, la de las Palmas por la tarde. Aunque tu fe no sea la fe catolica, el Santo sepulcro es una visita obligada. Entrar en el recinto es sentir la energía de sus piedras. Hay que dejarse llevar. Actualmente esta bajo la custodia de diversas confesiones cristianas, entre ellas, armenios ortodoxos, católicos ortodoxos y católicos romanos. El lugar, llamado también Gólgota, en arameo, Golgotha, es el punto exacto donde según los Evangelios se produjo la Crucifixión, enterramiento y Resurrección de Cristo. Ubicado dentro de la Ciudad Vieja de Jerusalén es unos de los lugares más sagrados del cristianismo. No se te ocurra no entrar en él, es una experiencia única y especial, incluso para los no creyentes, no hay duda de que este enclave tiene algo muy especial en su interior. Más tarde, a las 14h 30, miles de cristianos de todo el mundo marchan desde Betfagé, rezando y cantando en todos los idiomas, y descienden por la ladera occidental del Monte de los Olivos hacia la Ciudad Vieja, a través del valle de Kidrón. Betfagé fue el lugar del antiguo Israel, donde Jesús envió a sus discípulos a por un borrico con el que entró en Jerusalén. Se cree que estaba localizado en el Monte de los Olivos, en la vía de Jerusalén. El Monte de los Olivos está considerado como uno de los lugares más sagrados de Tierra Santa. Y lo cierto es que impresiona, no solo por su belleza, sino por la solemnidad del entorno. Se alza al este de Jerusalén y separa la Ciudad Santa del desierto de Judea. Es sobrecogedor el cementerio judío con las tumbas orientadas a la ciudad, hacia a la puerta que en el Libro de Zacarías aparece identificada como el lugar desde el que Dios comenzará a redimir a los muertos al final de los tiempos. Hay aproximadamente 150.000 tumbas en el monte. El Jueves Santo, el Patriarca Latino de Jerusalén celebra a las 8 de la mañana la Institución de la Eucaristía en el Santo Sepulcro y por la tarde, a las 15H 30, los Franciscanos efectuan su peregrinación tradicional al Cenáculo, la Sala Superior, en el Monte Sion. Lugares reseñables del Monte Sion son la Tumba de David, y el Cenáculo en el que, según la tradición, se celebró la Última Cena, y la Cámara del Holocausto, tributo a las victimas judias. Por la noche, a partir de las 21 horas, peregrinos y cristianos locales velan con Jesucristo, durante una hora sagrada de meditación, en el Huerto de Getsemaní, y a continuación hay una procesión a la luz de velas hasta la iglesia de San Pedro en Gallicantu, que según la tradición es el lugar en el que Jesús pasó la noche después de ser arrestado. Después de la Última Cena, Jesús se dirigió al huerto, donde acostumbraba reunirse con sus discípulos a orar y es lo que se conmemora todos los años en Jueves Santo. En Viernes Santo, a las 8h de la mañana, se conmemoran la Pasión del Señor y la crucifixión en el Calvario, seguidas del Vía Crucis en la Vía Dolorosa a las 11h 30, liderado por el Custos, Custodio, franciscano de Tierra Santa. Posteriormente, a las 8h 10 de la mañana, se celebra el funeral de Cristo en el Sepulcro, un evento exclusivo de la Iglesia de Jerusalén, que reconstruye como colocaron el cuerpo de Cristo en la tumba. Lo bonito es recorrer el Via Crucis con anterioridad, para descubrir todos los lugares, restos y reliquias que aún quedan de las quince estaciones penitenciales de Jesús en las calles de Jerusalén. La Vigilia Pascual, es el punto culminante de la semana, se celebra el sábado a las 7h 30 de la mañana en la Basílica de la Resurrección, seguida de la entrada solemne del Patriarca a las 15h 30 y de oficios religiosos vespertinos a las 18 horas. El Domingo de Resurrección, se celebrará una misa a las 8h de la mañana, con una procesión alrededor de la tumba de Jesús y la procesión diaria, que tendrá lugar a las 17 horas. Finalmente, el Lunes de Pascua, se conmemora el encuentro de Jesús con los dos discípulos en el camino a Emaús, con la celebración de una misa en el Santo Sepulcro a las 8h de la mañana y también otra oficiada por el Custos, Custodio, en Emaús a las 10h. Jerusalén en Semana Santa tiene el aliciente de estas solemnes celebraciones. Pero antes de regresar no podemos dejar de acercarnos al Muro de las Lamentaciones, situado en un lateral de una gran plaza a los pies del Monte del Templo. Es el el lugar al que acuden los judíos durante el ayuno anual a orar y lamentar la destrucción del templo. Los restos actuales son lo que queda del muro de contención del Segundo Templo que construyó Herodes en el año 30 a.d.C. Es el lugar de oración más sagrado de los judíos. Algunos colocan notas con esperanzas, sueños y mensajes de buena voluntad en las grietas del muro. El muro está dividido en secciones para hombres y mujeres. Es una visita obligada y un lugar que impresiona. La Explanada de las Mezquitas o Monte del Templo es otro de los lugares sagrados en la ciudad vieja de Jerusalén. También es conocida como Al-Haram ash-Sharif por los musulmanes y como Har Ha-Bayit por los judíos y cristianos. Es el lugar más sagrado del judaísmo, ya que en el Monte Moria se sitúa la historia bíblica del sacrificio de Isaac. En la explanada se encuentran también dos de los templos más importantes del islam: la Mezquita de Al-Aqsa, que es la mayor mezquita de Jerusalén, y la Cúpula de la Roca, construidas ambas en el siglo VII. La segunda debe su nombre a que alberga en su interior la piedra sobre la que Abraham se dispuso a sacrificar a su hijo, Ismael, y no Isaac, según el Corán, desde esa misma piedra fue elevado Mahoma al cielo. La cúpula es uno de los lugares más representativos de la ciudad. Todavía hoy, la explanada de las Mezquitas, es uno de los lugares sagrados más disputados del mundo. Viajar a Jerusalén debería ser obligatorio, crisol de culturas y religiones, la ciudad es una de las más antiguas de nuestra civilización y Patrimonio de la Humanidad.

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