DEL CENTRO AL NORTE DE ALASKA
Ruta 11, la carretera más peligrosa del invierno norteamericano
Conducir por una autopista podría ser sinónimo de seguridad, pero no si se trata de la James W. Dalton, la ruta de más de 650 km. por el centro y norte de Alaska. Considerada la carretera más peligrosa del invierno, solo hay tres pueblos a lo largo de la ruta y las fuertes ventiscas y el hielo hacen la conducción tan complicada que solo se recomienda a camioneros muy experimentados.
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Hay carreteras cuya belleza radica en una increíble conjunción de paisaje y soledad, lo que las convierte en únicas. A veces, lo complicado es llegar hasta allí, pues luego el recorrido es un no parar de asombrarse ante las vistas que tenemos ante nosotros. Otras, es la propia conducción en sí, pues se trata de un camino lleno de curvas, en plena montaña. Sin embargo, hay veces en las que la peligrosidad no viene dada por las curvas o la carretera en sí, sino por el clima.
Es lo que ocurre con una de las autopistas más peligrosas del mundo para conducirlas en invierno. Se trata de la Route 11, también conocida como autopista James W. Dalton (uno de los descendientes de los primeros pobladores de Alaska, concretamente del Klondike, donde ejerció como empresario de minas). Acercarse hasta ella en verano, es maravillarse ante una recta que corta un paisaje abrumador, casi virgen. Pero la escena cambia radicalmente en invierno, cuando todo está cubierto por un manto de hielo y nieve y, lo que es peor, las ventiscas son tan constantes que apenas permiten visibilidad, lo que convierte en una odisea conducir por allí.
Tanto es el peligro que casi se exige a los que se aventuran por ella en los meses más gélidos que sean experimentadísimos conductores en situaciones de riesgo. Afortunadamente, tener que hacer esta ruta en los meses menos aciagos es una labor que casi compete exclusivamente a servicios de emergencia y camioneros. Y es que la ruta 11 se desplaza desde el centro de Alaska, una zona rica en minerales, hasta la costa norte de la península, siendo de un alto interés comercial. La carretera fue concebida en 1974 para brindar soporte al oleoducto Trans-Alaska; de hecho corre paralela al mismo durante todo el trayecto. Es obligatorio circular con los faros encendidos en todo momento y son frecuentes los desniveles de hasta un 12% a lo largo de la ruta.
Además de por el peligro de accidente que sobreviene de la falta de visibilidad, uno de los motivos que hace de esta ruta un lugar aun más peligroso es la falta de puntos de ayuda. Apenas dos pueblos aparecerán en nuestro camino desde el comienzo de la autopista hasta su final: Coldfoot y Wiseman, cuya población conjunta no supera los 40 habitantes. Es decir, que mejor que no nos pase nada en esos 667 km. No es que no haya puntos de alarma, pero puede haber bastante distancia entre estos y los pueblos, y no todos los lugares señalados por sus vistas como miradores cuentan con teléfono.
Desde el área recreacional del Parque Nacional de las Montañas Blancas, en el centro de Alaska, hasta el pueblo de Deadhorse, todo un camino por regiones heladas, bosques de ensueño y, sobre todo, por una carretera épica. ¿Te atreverías a conducir por ella?
Más información:
Turismo de Alaska
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