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América Norte

Katmai, unas vacaciones entre osos y volcanes

En apenas unos kilómetros, en el sur de Alaska, conviven el volcán Katmai, el Valle de las 10.000 fumarolas y una población única de osos pardos.

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La erupción del volcán Katmai o Novarupta en 1912 está considerada la más importante del siglo XX. Fue en un territorio que hoy coincide con el sur de la península de Alaska, en la entrada de la cadena de islas que darán forma a las Aleutianas. Su dimensión fue tal que, como resultado, se generaron multitud de lagos, nuevas montañas y una disposición del terrano que dio lugar a densos bosques que, juntos, darían lugar al actual Parque Nacional y Reserva Katmai. Los primeros en tratar de conocer qué había pasado fue un equipo de expertos de la National Geographic. Ellos descubrieron el Valle de las Diez Mil Fumarolas, un área de 103 kilómetros cuadrados de ceniza volcánica que en ese momento, cuatro años después del estallido, todavía ardían. Tardaron once años más en apagarse, y dieron pie a un paisaje asombroso que disfrutan, sobre todo, alces, águilas, salmones y osos pardos. Estos últimos son los grandes reyes de Katmai y son muchos los que se acercan al río Brooks a verlos. Katmai es el refugio de más de 2.100 animales de esta especie. El campamento principal del Parque, Brooks Camp, se encuentra cerca de un área en el que es fácil ver juntos a casi un centenar de ejemplares, que incluso se acomodan en los caminos o sobre plataformas protegidas. El propio volcán que dio origen a todo también es todo un desafío de la naturaleza. En su cima hay una gran caldera que contiene un lago y un glaciar. La belleza es impresionante y se puede observar desde el aire, lo que permite abarcar toda su dimensión, así como comprobar el contraste entre el celeste puro del agua y el blanco y oscuro de las montañas, con nieves perpetuas. Al Parque Nacional solo se puede llegar en barco o avión, pero merece la pena (no hay carreteras). Está abierto todos los días del año, pero los mejores meses para ver a los osos son julio, agosto y septiembre; así como para sobrevolar el valle y el cráter del volcán.

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