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Isla Navidad, la morada del cangrejo rojo

Isla Navidad, la morada del cangrejo rojo

Noviembre es el mes en el que miles y miles de cangrejos rojos cruzan isla Navidad en una migración anual que tiñe la isla del Ýndico de colorado.

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Dos meses antes de que todo el planeta celebre la Nochebuena, la isla Navidad acoge uno de los momentos más espectaculares que nos brinda anualmente la madre Naturaleza: la migración del cangrejo rojo. Esta pequeña isla de apenas 135 kilómetros cuadrados es todo un festival de flora y fauna autóctonas, y entre ese catálogo de animales únicos se encuentra este pequeño crustáceo cuya invasión de carreteras y caminos es toda una experiencia. Australia ya contaba con una isla Navidad antes de anexionarse esta a través de la Commonwelth. La primera se encuentra en la región de Tasmania, mientras que nuestra protagonista, que forma su propio territorio sin autogobierno, está, realmente, mucho más cerca de Indonesia, concretamente de la isla de Java. Sin embargo, desde 1958 es de los pocos kilómetros de Australia que pertenecen a Asia y no a Oceanía. Deshabitada hasta finales del siglo XIX, ahora apenas supera los 1.500 habitantes. Son los que estos días tienen que lidiar con los 100 millones de cangrejos que se calcula que van camino del mar para desovar en él (de hecho, luego la playa se llena de millones de minicangrejos una vez salen de las huevas). Cada año alrededor de noviembre, después del inicio de la temporada de lluvias y en sincronización con el ciclo lunar, la 'marea roja' no falta a su cita. Y no son los únicos cangrejos especiales, ya que el cangrejo del cocotero, más grande que la cabeza de un humano, también llama la atención en esa isla (y así hasta veinte especies de cangrejos únicas en el planeta). Con respecto a otras especies, los naturalistas también tienen aquí un paraíso de aves marinas como el bobo de patas rojas, así como 25 especies de árboles endémicas. Los habitantes de Navidad marcan la migración como fecha importante en el calendario. No solo porque se cierran varias carreteras para facilitar el paso de los crustáceos (son 50 kilómetros desde sus refugios al mar), sino también porque es cuando más turismo reciben. Los pocos vuelos que conectan la isla con Perth se llenan (también desde Yakarta), y eso que la infraestructura es muy escasa, lo que permite, además de cangrejos, disfrutar de playas vírgenes. Eso sí, la isla es en su inmensa mayoría selva tupida, casi sin explorar, por lo que hay que ser muy cuidadoso. Nunca mejor dicho, no se sabe qué animal nos espera en el siguiente recodo del camino...

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