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Europa

El hotel escocés de Andy Murray

Una propiedad centenaria que el tenista ha convertido en el Cromlix Hotel

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Entre Edimburgo y Glasgow, en Dunblane, existe un edificio que aún recuerda las historias de siglos pasados. Se trata de una propiedad centenaria separada por una carretera del resto del terreno, que la mantiene alejada de lo que ocurre día tras día y le deja perderse en las anécdotas de décadas anteriores. Es una mansión de estilo victoriano, con ladrillos rojos, ventanales que no pasan desapercibidos y un tejado de pizarra que define y moldea su silueta. Sus paredes datan del siglo XV y en un primer lugar pertenecieron a Edmund Chisholm quien entonces vivió con su familia en lo que antes era un castillo. Su hijo James fue obispo de Dunblane y todos sus sucesores formaron parte de la iglesia como altos cargos. En 1878 esta casa fue destruida por un incendio y solo la capilla logró sobrevivir a las llamas. Por lo que en 1880 fue reconstruida y, desde entonces se mantiene prácticamente su estructura y distribución, con algunas modificaciones y añadidos de los que se encargó el Coronel Arthur Hay Drummond, su dueño en 1900. La casa y toda la propiedad pasó de ser una residencia privada a un hotel en 1981 y no fue hasta principios del año 2013 cuando el tenista Andy Murray compró Cromlix. Esta propiedad se encuentra muy cerca de su ciudad natal y el deportista escocés, tras su reforma, no dudó en abrirlo al público en abril de 2014. El hotel cuenta también con una capilla, con un órgano de primeros de este siglo muy valioso. Y aún en una de sus paredes, en concreto la de la entrada, se puede encontrar un emblema. A unos metros de la capilla está el cementerio, tras una plaza ajardinada y una intensa vegetación que cubre prácticamente toda la propiedad. El Cromlix Hotel es un claro reflejo de la sociedad victoriana de la época en la que fue construido el edificio original, y aún mantiene su acogedora biblioteca y una sala de billar para que los huéspedes se despejen e interactúen entre ellos. La decoración se basa en muebles antiguos, principalmente de madera, repartidos en 10 habitaciones y cinco suites. El restaurante del hotel es un buen lugar para sumergirse en la gastronomía típica del país y la zona, capitaneado por un prestigioso hotel, el espacio acristalado es delicioso para todos los clientes que adoren la buena mesa. Buenos vinos, productos frescos, recetas tradicionales y con el punto justo de sofisticación e incluso alguna estrella Michelín. Así es Chez Roux, la estancia común del hotel en el que paladar y gusto disfrutan como nunca. El Cromlix Hotel acarrea también algunas leyendas, todas ellas misteriosas y con un toque idílico típico de todos los rincones escoceses con encanto. Historias no de monstruos que habitan en lagos pero sí de fantasmas que vagan por castillos, historias que no cambian con el paso del tiempo y que, sin embargo, perduran y se intensifican.

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