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Un hotel diferente en Silicon Valley

Un hotel diferente en Silicon Valley

El Rosewood Sand Hill es un hotel en plena naturaleza, a un paso de Stanford y las sedes de las compañías tecnológicas más importantes.

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La orilla occidental de la bahía de San Francisco es un rincón del planeta en el que cada acre parece disputarse entre sí cuál es más importante. Tradicionalmente, era el distrito de Menlo Park el que suscitaba mayor atención, a pesar de que, por su nombre, era todo un desconocido. Allí se encuentra el campus de la Universidad de Stanford, una de las más importantes de Estados Unidos. Sin embargo, la carrera tecnológica y, sobre todo, el desarrollo de Internet, ha conseguido que otras áreas circundantes tengan la misma o más fama. Es el caso de Silicon Valley o Palo Alto. A un paso de todos, pero al mismo tiempo en plena naturaleza, se encuentra el Rosewood Sand Hill, un hotel que presume de ser el más elegante de la zona y cuyo lujo, además de en un servicio de cinco estrellas, radica en su particular posición, junto a las montañas, en zonas claras donde el verde es el color imperante y donde escapar de la gran ciudad y del estrés, un objetivo fácil de alcanzar. El hotel cuenta con habitaciones y suites, aunque es su Villa Presidencial la que más llama la atención, con dos dormitorios y una extensión total de 220 metros cuadrados en la que las vistas de la sierra se amenizan con todo tipo de indulgencias. Todas sus paredes exteriores con grandes ventanales del suelo al techo y no falta allí la chimenea, terrazas privadas, camas de gran tamaño y un cuarto de baño con dos duchas y una gran bañera junto al dormitorio principal (el otro dormitorio también tiene baño, pero con una ducha). No falta un spa Sense, los balnearios que Rosewood tiene en sus principales hoteles, ni la posibilidad de jugar al golf en el Stanford Golf Course. Además, se ofrece un coche con chófer para desplazamientos cercanos. También destaca este cinco estrellas por su cocina. Su restaurante Madera, con estrella Michelin, se basa, como su nombre indica, en la cocina en horno de leña, y pretende recordar los platos de los ranchos californianos y la herencia de los misioneros españoles de la época colonial. La cocina, más bien americana, se funde con sabores mediterráneos en una fusión única. No es de extrañar que aquí se escapen los altos directivos de las grandes firmas tecnológicas cuando necesitan un respiro. Es un pequeño paraíso.

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