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América Norte

Un enigmático castillo a orillas del Pacífico

La mansión de William Randolph Hearst, un sorprendente castillo digno de un rey

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Entre Los Ýngeles y San Francisco, cerca de San Simeón, en California, hay un misterioso y enigmático Castillo, el Castillo Hearst, un palacio ubicado en lo alto de una colina con espléndidas vistas al Océano Pacífico. Un edificio poco común en un paraje como este, y no muy usual en un lugar como California. De hecho, este castillo nació gracias a un ambicioso y megalómano personaje, un millonario llamado William Randolph Hearst, famoso por haber protagonizado la famosa película de Orson Welles, Ciudadano Kane. Y aunque, fue él quien llevó a cabo este proyecto, no pudo verlo acabado. Falleció debido a una enfermedad. Cuando Hearst murió en 1951, la corporación Hearst donó la propiedad al estado y ahora forma parte del parque estatal de California y es un museo de arte. El Castillo Hearst es una atracción turística imprescindible del estado de California, y un monumento catalogado como Edificio Histórico Nacional. William Randolph Hearst heredó el terreno y soñó en convertirlo en un refugio al que llamó La Cuesta Encantada, Enchanted Hill. En 1947, el Castillo Hearst ya contaba con 165 habitaciones y jardines, terrazas, piscinas y pasillos para albergar su colección de arte, una colección legendaria. 41 chimeneas y 61 baños, incluyendo tres casas de huéspedes, que bien podrían ser el hogar de cualquier familia acomodada, y la espectacular y palaciega casa principal, componen este complejo impresionante digno de un rey. Ocupa una extensión de unos 160 kilómetros cuadrados, ahí es nada, 19 salones, un aeródromo, pistas de tenis, piscinas exteriores e interiores, incluso albergó en su tiempo el zoológico privado más grande del mundo. William Randolph Hearst alojó a muchos personajes importantes de su época, por los grandes salones y habitaciones de Castle Hearst pasarón entre otros  Clark Gable, Charlie Chaplin, Cary Grant o Winston Churchill. Hearst fue un personaje influyente de su tiempo, en la política, en Hollywood, en el mundo del arte, en el de la publicación como editor y en la vida cotidiana de la sociedad americana. Su poder y su visión le permitieron perseguir uno de los sueños arquitectónicos más ambiciosos de la historia de América, y el resultado se puede ver hoy en los magníficos terrenos y en el apabullante interior del castillo de Hearst. Con una colección personal de arte antiguo, esculturas, muebles, reliquias y más, que el propio Hearst amasó a lo largo de su vida. Una colección digna de cualquier museo. En casi cada rincón de esta increíble finca en la colina de San Simeón, vas a poder disfrutar de espectaculares e interesantes obras de arte. Hay tres tours distintos que cuestan unos 22,50 dólares, unos 19 euros, aunque se suele recomendar el Gran Rooms Museum Tour, que muestra los salones principales, la sala de cine, los jardines y las piscinas en un recorrido de 45 minutos. Todo en el Castillo Hearst es sorprendente, un lugar en el que descubrir por ejemplo dos copias de la escultura neoclásica de Las Tres Gracias del artista italiano Antonio Canova, pinturas como el cuadro Neptuno del siglo XVII del artista francés Simon Vouet, una lámpara de Tiffany & Co. "orquídea florero" creada en 1889 , tapices del año 1550 y mucho más. Si duda uno de los edificios más emblemáticos y con más historia de los Estados Unidos, un destino imprescindible para los amantes del arte que no te puedes perder.

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