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Exposición de lujo

Downton Abbey abre sus puertas en Carolina del Norte

Biltmore, una de las mansiones con mayor terreno de Estados Unidos, acoge una exposición de los vestidos de la famosa serie de televisión y pone de manifiesto sus semejanzas con la vivienda de los Grantham.

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La biblioteca de la mansión está decorada al estilo de las grandes casas nobiliarias de la campiña inglesa a finales del siglo XIX y comienzos del XX, con gigantescos muebles librería, en este caso distribuidos en dos alturas; una antigua alfombra persa, sillones tapizados de terciopelo rojo y antiguas lámparas que, eso sí, no funcionan con aceite, sino con bombillas. Allí, junto a una de las mesitas auxiliares, han colocado un vestido de cóctel en seda rosa de Lady Mary Crawley, el que lució en una cena en la que Sir Richard visitó ‘Downton Abbey’.

Arriba, en el dormitorio, otro vestido de la hija mayor de Lord Grantham, de seda verde, está colocado frente a un gran espejo de grueso marco dorado, sobre cuatro patas de madera. A su lado, el traje del servicio personal de Lady Mary, con un largo delantal blanco.

No, no es una broma. Esos tres trajes, hasta completar 45 vestidos, todos ellos utilizados para caracterizar a los personajes de la serie británica, se exponen en la mansión Biltmore, la casa que los Vanderbilt poseen en el extremo occidental de Carolina del Norte, la misma que se encuentra entre las de mayor terreno de todos los Estados Unidos. Un palacio de estilo británico que, hasta el próximo 25 de mayo, quiere poner de manifiesto los lazos que le unen a la casa en la ficción de ‘Downton Abbey’ con una exposición única.

Entrar en ella y recorrer las 19 habitaciones en las que se han distribuido los vestidos no es gratis. De hecho, hay que pagar 47 dólares (44 €) por entrar en los dominios de Biltmore, los mismos que adquirió en los años 80 del siglo XIX el empresario George Vanderbilt, que quiso crear aquí una imponente casa de campo de estilo Renacimiento Francés con todos los lujos que su millonario bolsillo podía permitirse y que suma 250 habitaciones, el mayor número para una vivienda en la época y que obligó a trabajar seis años a una gigantesca cuadrilla de obreros y artesanos.

El siglo XXI se celebró en esta mansión con la apertura de un hotel en los terrenos que ya se planeó abrir en 1900, pero que nunca llegó a construirse. Se sumaba así a iniciativas como la creación de grandes viñedos en los años 80, coincidiendo con el ‘boom’ de Falcon Crest en todo el planeta. Actualmente, este lujoso hotel con spa permite descubrir la tranquilidad y la inmensidad de los bosques de Carolina del Norte y se completa con la rehabilitación de las antiguas casas de los empleados en pequeñas villas también de cinco estrellas. El servicio no tiene nada que envidiar a un palacio real, no es para menos pues George y Edith Vanderbilt consideran a sus huéspedes, más que clientes, sus invitados (que pagan a partir de 300 €/noche, hasta los 2.600 € de la Grand Luxury Suite).

Y si nos gusta algo del hotel, no hay problema, pues todo el interiorismo, juegos de cama, sábanas, muebles... se pueden adquirir. Biltmore ofrece a sus huéspedes información de cada pieza y dónde es posible encontrarla y comprarla cerca de su hogar. Además, algunas piezas se pueden comprar ‘online’ en la propia web de la mansión, junto a juegos de té, los vinos de sus bodegas o jarrones, entre otros.

En Estados Unidos, donde ‘Downton Abbey’ bate records de audiencia y donde se ha puesto de moda toda la estética victoriana de la serie, la exposición ya está en la lista de cosas que nadie debe perderse esta primavera. Solo serán unas semanas, pero seguro que, al menos hasta mayo, los Vanderbilt tendrán más ‘invitados’ que nunca en su mansión del profundo y viejo Sur.


Biltmore House


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