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América Norte

El desierto de los 2.000 arcos de piedra

El Parque Nacional de los Arcos, en Utah, es una de las maravillas de la Naturaleza, con formaciones rocosas singulares y milenarias.

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La depresión que forman el río Colorado y el río Verde al unirse, en pleno desierto de Utah, esconde uno de los Parque Naturales más impactantes de Estados Unidos. Con una extensión de 310 kilómetros cuadrados, el Parque Nacional de los Arcos (en inglés, el Arches National Park) es toda una maravilla de la Naturaleza que, si bien no tiene la extensión ni los desfiladeros de otras zonas desérticas que el discurrir de este río provoca en Nevada o en la misma Utah, sí que puede presumir de algo único: sus arcos. No solo le dan su nombre, sino también un paisaje diferente y que sorprende. Son más de 2.000 los que la erosión de los siglos ha formado, jugando con la roca para crear auténticos arcos de medio punto, todos de arenisca. Nos muestran millones de años de historia geológica, formando estructuras únicas en todo el mundo como el Arco Delicado, de 16 metros de altura y cuyo punto más estrecho tiene un espesor de 2 metros. La vista del atardecer en el arco, con la sierra de La Sal al fondo, es una de las postales más reproducidas por los turistas. Además de rutas en coche de hora y media, el Parque Nacional tiene cuatro rutas de dos horas de duración para aquellos que quieran hacer senderismo por el desierto visitando los arcos. Una de ellas comienza por el sendero de Ventanas, con el arco Torrecilla como primer punto reseñable. Luego será el turno del Arco Doble y de la Roca en equilibrio (el sendero alrededor de su base permite ver su precaria posición). Otros caminos prefieren pasar por los alerones de piedra del llamado Jardín del Diablo, el Arco del Paisaje (posiblemente el más largo del mundo y extremadamente delgado), el hermoso Arco de los Tapices... Imposible verlos todos de una tacada, por lo que hay que elegir bien el camino y, sobre todo, tener bien presente el sol, para no perder nunca la orientación. Por cierto, que se puede acampar, pero con temperaturas tan extremas y teniendo en cuenta que no hay servicios públicos de transporte, sino que solo se puede llegar en 'camionetas-taxi' desde Moab, a ocho kilómetros de la entrada del Parque, quizás es mejor ir y volver los diferentes días que allí se pasen.

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