Europa
Descubriendo los confines de la tierra en los fiordos noruegos
Pocos lugares son tan fascinantes y a la vez tan sobrecogedores como los fiordos noruegos.
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Son para muchos viajeros una de las maravillas del mundo de visita obligada, además de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Nos vamos hasta tierras nórdicas para conocer un poco más de cerca el país que acumula en su haber el mayor número de fiordos del planeta. Cuando hablamos de fiordos nos referimos a abruptos canales de agua que se internan en las montañas desde la costa, resultado del deshielo glaciar, permitiendo al mar inundar los valles noruegos, lo que da lugar a un espectáculo natural endiabladamente bello. Gracias a su gran profundidad, sobre todo en las cuencas altas y medias, es posible que grandes embarcaciones naveguen por estos golfos montañosos sin problema. Si bien todos ellos guardan entre sí características comunes, cada fiordo es único –con sus peculiaridades y formas-, por ello, el objetivo de este viaje pasa por descubrir cuáles son los lugares que no debemos olvidar en nuestra visita a esta Noruega de aguas saladas y verdes de película. Arrancamos en la región de Stavanger, al sur, una de las zonas con más afluencia de turistas del recorrido ya que, si bien en el centro, norte y este del país también se hallan fiordos muy interesantes, es en la parte sur-oeste donde se encuentra la mayor concentración de estos parajes. En Stavanger nos toparemos con el fiordo Lysefjord, de unos 42 kilómetros de largo y flanqueado por alucinantes paredes rocosas a ambos lados, que descienden en picado hasta el agua desde alturas que superan los 1.000 metros. Este largo y estrecho fiordo es de los más visitados tanto a pie, por las diferentes rutas de senderismo de la zona, como a bordo de los cruceros que pueblan esta localidad noruega. También en esta región se ubica el imperioso Preikestolen, más conocido como El Púlpito, una de esas excentricidades de la madre naturaleza capaz de estremecer hasta al más bravo de los hombres. Se trata de una inmensa roca situada a 600 metros sobre el nivel del mar que se adentra en el propio fiordo, ofreciendo al visitante unas vistas sin parangón alguno, no recomendadas para aquellas personas que sufren de vértigo. Una subida a pie de cerca de dos horas precede el disfrute de las impactantes vistas que ofrece del Lysefjord. Si es posible, no dejes de acercarte a la cascada de Manafossen, con una caída de 92 metros, el noveno salto de caída libre más elevado del país. Seguimos nuestra andanza por los fiordos noruegos en Bergen, segunda ciudad del país, protegida por siete bravas montañas y poseedora de un encantador casco histórico del mismísimo siglo XI. Son famosas sus casas de Bryggen, originarias de tiempos medievales, realizadas en madera y pintadas cada una de un color diferente. Esta urbe escandinava es una digna antesala de los fiordos que visitaremos en adelante. Nos desplazamos un poco hacia el oeste para conocer Flam y su fiordo Aurlandsfjord donde nos toparemos con uno de los viajes en tren con mayor reclamo del viejo continente, puesto que a través de su recorrido se disfrutan de unas excepcionales vistas panorámicas de los fiordos y montañas de la zona, siendo uno de los que presentan mayor pendiente de Europa. Este viaje de unos 20 kilómetros de recorrido comienza en la estación de montaña de Myrdal y llega hasta Flam, atravesando barrancos, cascadas, granjas y escarpadas montañas. Una vez allí queda dejarse llevar por el inusual paisaje del Aurlandsfjord -204 kilómetros de largo, 1.308 metros de profundidad- y el Naeroyfjord, afluentes del fiordo Sognefjord. Éste último es el más largo de toda Noruega, espectacular en sí mismo. En esta zona también se sitúa el Parque Nacional de Jotunheimen, el Parque Nacional del Glaciar de Jostedalsbreen, el valle de Aurlandsdalen y el valle de Utladalen; así como la cascada de Vettisfossen, la más alta del país nórdico con 275 metros de caída libre, y la iglesia medieval de madero de Urnes, la más longevo de Noruega. Cuatro horas en coche hacia el norte alcanzamos Geirangerfjord, un fiordo de quince kilómetros rodeado de picos nevados y una exuberante vegetación. Entre sus reclamos se encuentra la serpenteada carretera de Trollstigen, denominada la Escalera de los Trolls, puesto que se dibuja montaña arriba como si de un estrecho camino entre la naturaleza se tratase. En esta zona se hallan también espectaculares saltos de agua como la garganta de Gudbrandsjuvet -a medio camino entre Trollstigen y el centro de Valldal-, las cascadas de las Siete Hermanas, el Pretendiente y el Velo Nupcial. Desde el mirador de Flydalsjuvet, pueden verse desde arriba el gran número de cruceros que surcan el Geirangerfjord, y desde el observatorio de Dalsnibba –situado a unos 1.500 metros sobre el nivel de mar, en una zona natural declarada Patrimonio de la Humanidad- se disfrutan de unas vistas soberbias de la naturaleza circundante. Terminamos este viaje al país de los fiordos recorriendo la Carretera del Atlántico, en la provincia de Møre og Romsdal, que nos llevará por las localidades de Kristiansund y Molde –la Ciudad de las Rosas- a través de una pista de poco más de ocho kilómetros. Para muchos se trata de los mejores road trips del mundo, un recorrido por puentes y túneles internados en plena roca que conectan unas islas con otras, adentrando al viajero en la boca del océano, justo donde hace cientos de años dio comienzo esta aventura que hoy conocemos como fiordos noruegos.
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