Europa
Un chalet en los Alpes suizos
El Firefly Ski Chalet Zermatt Peak, lujo y exclusividad para 13 personas a pie de pista
Publicidad
Se acerca el comienzo de la temporada de esquí y los amantes de este deporte ya se están frotando las manos al mismo tiempo que preparan esquís y ropa apropiada, eligen destino y buscan días de vacaciones para emplearlos disfrutando de la nieve en algunas de las mejores estaciones de esquí de Europa. Si ya estás en la fase de buscar hoteles o apartamentos y te has dado cuenta de que este año quieres un alojamiento singular diferente, el Firefly Ski Chalet Zermatt Peak puede ser una buena opción. Tiene capacidad para trece personas, tanto niños como adultos, por lo que todos aquellos que lo alquilen durante unos días o semanas vivirán una experiencia única. Alojarse en él casi es sinónimo de tener un chalet propio en los Alpes suizos, porque en todas y cada una de sus estancias es difícil no sentirse como en casa. El Firefly Ski Chalet Zermatt Peak no es solo un lugar para dormir después de un día entero disfrutando de las instalaciones y pistas de la estación de Zermatt, sino que es mucho más que eso. Tiene una arquitectura moderna en la cual se combinan materiales como la madera, el cristal y los espejos, creando un ambiente cálido pero a la vez sofisticado. Cuando pensamos en un chalet en la montaña a todos se nos viene a la mente la idea de una cabaña alpina. Pues bien, este peculiar chalet es así por fuera, pero por dentro es sorprendente hasta el punto que será difícil entregar las llaves, ¡quien pudiera quedárselo todo el año! Un balcón, una terraza, una piscina interior desde la que se tienen unas maravillosas vistas, una vinoteca de grandes dimensiones y numerosos salones en los que descansar, organizar una agradable cena, ver una película, leer un libro o mantener una conversación relajada con una copa de vino en la mano. Cada detalle de su interior ha sido diseñado e ideado para provocar expresiones de admiración, creando un alojamiento verdaderamente especial. Nada más entrar, hay que atravesar una roca, sobre la que ha sido construido el chalet, como si se tratara más bien de una mansión del propio James Bond. Un ascensor nos lleva al salón y comedor, que se abre a una espaciosa terraza, mientras que por el camino encontramos suelos de mármol italiano, madera y piedra brasileña y detalles como lámparas de cristal de Murano o aparatos electrónicos de Bang & Olufsen. Un espectáculo para la vista que a veces puede distraer de lo que verdaderamente se ha ido a hacer a Zermatt: esquiar. En él pueden dormir diez adultos más tres niños, repartidos en cinco habitaciones, cada una con su balcón privado y todas las comodidades imaginables. Sauna, gimnasio, biblioteca, colección de DVDs, ordenador y hasta una Wii. Para acceder a él hay que hacerlo en tren ya que Zermatt es un pueblo en el que no se puede circular en coche. Pero una vez allí, los huéspedes del chalet tendrán a su disposición un chófer, servicio de limpieza y de conserjería, además de un chef. Un lujo que, aquellos que se lo puedan permitir, disfrutarán con los cinco sentidos.Principio del formulario
Publicidad