IRLANDA
Catedral de San Patricio de Dublín: por qué se construyó allí y por qué es conocida como la Catedral Nacional de Irlanda
Viajamos a Dublín para conocer el origen de una de sus construcciones más sorprendentes y significativas: la Catedral de San Patricio.

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Ponemos rumbo a la capital de Irlanda para conocer una de sus edificaciones más impresionantes y significativas. Nos referimos, como no podía ser de otra manera, a la Catedral de San Patricio. En la antigüedad, era conocida como Catedral Nacional y colegiata de San Patricio, y es la mayor de las dos catedrales que hay en la Iglesia de Irlanda.
La Catedral de San Patricio de Dublín, a través de su historia
Para comenzar, debemos tener en cuenta que se construyó junto a un pozo en el que, según dice la leyenda, San Patricio bautizaba a aquellas personas que se convertían al cristianismo. Originalmente, esta Catedral no era más que una iglesia de madera que se construyó en el siglo V en honor a este Santo.
No fue hasta 1191 cuando esta edificación se reconstruyó en piedra. La Catedral de San Patricio que conocemos en la actualidad comenzó a erigirse en 1200, y no finalizaron las obras hasta 1270. Tiempo después, se llevaron a cabo una gran cantidad de renovaciones en las que, a pesar de todo, se pudo conservar su pureza histórica.
Uno de los elementos más impactantes de esta Catedral es, indudablemente, la impresionante torre oeste, que fue erigida en 1370 posee uno de los carillones más grandes del país. No podemos dejar de mencionar que cuenta con una rica tradición musical que data de 1742. De hecho, en ese año, el coro de la catedral participó en la primera presentación del Mesías de Handel. En la actualidad, es la única catedral de Irlanda y Gran Bretaña que dispone de un coro que realiza nada más y nada menos que dos misas diarias cantadas.

La “rivalidad” entre las Catedrales de San Patricio y la Santísima Trinidad
Es algo que surge al haber dos templos de este tipo en Dublín. Este conflicto quedó resuelto en un acuerdo que se promulgó en 1300 y que estuvo en vigor hasta 1870. En él, se otorgaba a la de la Santísima Trinidad ciertos derechos litúrgicos, como la consagración y entronización del arzobispo de la ciudad. Algo que no se siguió al pie de la letra, puesto que al menos dos de ellos fueron consagrados en la de San Patricio.
Pero no todo quedaba ahí, ya que la Catedral de la Santísima Trinidad tenía prioridad sobre “su rival”, pero también debía mantener la mitra, la cruz y el anillo de cada arzobispo de Dublín que fallecía. Por si fuera poco, todos ellos, según iban muriendo, eran enterrados alternativamente en cada una de las catedrales a no ser que dispusiesen lo contrario.
Aun así, se quería hacer hincapié en que ambas catedrales tenían que ser como una sola, teniendo una división equilibrada de sus derechos. De hecho, durante los siglos siguientes, funcionaron juntas en la diócesis hasta que se produjo la separación de la Iglesia de Irlanda. De esta forma, la de la Santísima Trinidad pasó a ser denominada como la Catedral de Dublín, mientras que la de San Patricio empezó a ser conocida como la Catedral Nacional de Irlanda.
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