ISLAS BALEARES
Formentera en bici: calas escondidas y faros solitarios
Ya sea en bici tradicional o en bici eléctrica, recorrer la isla en este medio de transporte es un plan fantástico para conocer hasta sus rincones más escondidos.

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Mallorca, Menorca e Ibiza son sin duda las islas Baleares más conocidas y más accesibles, pero quienes deciden coger un ferry que los acerque a Formentera no pueden tomar una mejor decisión. Y es que este pequeño paraíso está repleto de calas escondidas y faros solitarios y es un destino fantástico para descubrir en una ruta en bicicleta.
Pedalear es una forma idílica y sostenible de descubrir las playas turquesas que hay en Formentera, así como sus paisajes vírgenes, explorados por muy pocos. Porque en esta pequeña isla hay más de 30 rutas cicloturistas señalizadas, llamadas 'circuitos verdes', que cruzan salinas rosadas, paisajes dunares y campos preciosos.
Entre las paradas que el viajero no puede perderse si decide recorrer Formentera en bici podemos señalar, por ejemplo, Ses Illetes. Esta playa, famosa por sus aguas cristalinas y su arena blanca, es perfecta durante todo el día, pero especialmente para nadar en ella al atardecer.
Además, en una ruta en bicicleta también se pueden descubrir la playa del Migjorn, la más larga de la isla, o las calas Saona y en Baster. Sobre la primera de ellas podemos decir que se encuentra en un entorno natural protegido y se puede acceder a ella traspasando bosques y huertos. Respecto a la segunda, debes saber que es una cala rodeada de rocas y vegetación mediterránea, muy tranquila y realmente bella.

No obstante, cabe apuntar que no solamente se pueden descubrir calas y playas, sino que en una ruta en bicicleta por Formentera también se pueden conocer faros solitarios que parecen señalar el fin del mundo. El Faro de la Mola es uno de ellos. Se encuentra ubicado en el punto más alto de la isla y las vistas desde allí son increíbles. Al otro extremo se sitúa el Faro de Cap de Barbaria, rodeado de un paisaje lunar, árido y de lo más misterioso.
No se debe olvidar, además, que estos son solo algunos ejemplos. Lo cierto es que las más de 30 rutas habilitadas llevan al viajero a pisar un sinfín de rincones maravillosos de Formentera. Porque los recorridos en sí mismos también son fantásticos, desprenden calma y paz y huelen a Mediterráneo.
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