Europa
El Castillo del Conde Drácula
El Castillo de Bran y su personaje de leyenda en Rumania
Publicidad
Rodeado de un aura de misterio y de leyenda, y encaramado en lo alto de una roca de 200 metros de altura, el castillo de Bran debe su fama al mito del famoso personaje de Drácula de Bram Stocker. Situado cerca de Braşov en Transilvania, es un monumento nacional y uno de los destinos turísticos más importantes de Rumania. El personaje de la novela del autor irlandés es un conde de Transilvania con un castillo situado muy por encima de un valle, que se alza sobre una roca con un río que fluye por debajo, en el Principado de Transilvania. Se sabe que Stoker nunca visitó Transilvania, pero si que basó su ficción en una investigación sobre un personaje real y su imaginación para crear al oscuro y aterrador Conde Drácula. Y así nació el mito. El que fuera el hogar de Vlad Tepes, príncipe de Valaquia, se convirtió por arte de la ficción en el hogar de este famoso personaje imaginario. Dracula nace inspirado en la historia real de la vida de este principe entre los años 1456-1462 y 1476, que por razones políticas, fue representado por algunos historiadores de la época como un déspota despiadado sediento de sangre.< Drácula, apareció en la novela "Drácula" publicada en Inglaterra en 1897, y deriva de la Orden del Cruzado del Dragón con la que se relacionaba a Vlad Tepes y a su padre. El resto del mito de Drácula se ha forjado por las leyendas y creencias populares de fantasmas y vampiros de Transilvania. El castillo de Bran fue construido sobre la base de una fortaleza medieval en el año 1212, y fue documentado por primera vez en un acto emitido por Luis I de Hungría el 19 de noviembre 1377, dando a los sajones de Kronstadt el privilegio de construir la Ciudadela. Desde 1920 y hasta 1957 este castillo fue una residencia real, un regalo del pueblo de Brasov a la reina María de Rumania. Y hoy es un museo con una muestra de arte y muebles propiedad de la reina. Entrar en Bran es hacerlo en un universo de escalera estrechas y sinuosas que nos conducen a través de unas 60 habitaciones por un entramado de madera. Habitaciones a veces conectadas por misteriosos pasajes subterráneos, con colecciones de muebles, armas y armaduras que datan de los Siglos XIV al XIX. Sin duda, una curiosa visita por un singular recorrido que alimenta la leyenda. Los fans del Conde disfrutarán con las imponentes torres y los torreones, así como de la historia creada alrededor del castillo. Desde el punto más alto, las vistas sobre el pintoresco pueblo de Bran son espectaculares. Esta pequeña localidad se ha convertido en un auténtico museo al aire libre con sus casitas antiguas. El Castillo de Bran, conocido en el mundo como el “Castillo de Drácula” es una de los destinos obligados en Rumania.
Publicidad