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Oceanía

Bienvenidos al paraíso australiano de Whitehaven

Una playa virgen a la que solo se puede acceder en barco, en pleno parque natural y sin restos de civilización a la vista.

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Si la lejanía de Australia convierte a este país en uno de los más exóticos para los españoles, algunos de sus rincones más preciados elevan la categoría de interés hasta cotas jamás pensadas. Y es que el viajero sabe que no hay nada como descubrir esos lugares que no siempre salen destacados en las guías y cuya visita colma todo tipo de aspiraciones. Es lo que ocurre en plena Gran Barrera de Coral. Es uno de los espacios más interesantes del planeta, con una biodiversidad única. Allí se encuentra el Parque Nacional de las Islas Whitsunday, un grupo de 70 islas en las que se pueden ver ballenas, grandes tortugas, aguas cristalinas, playas de arena blanca, picos montañosos... Lo que no es posible de observar son grandes ciudades, carreteras, tiendas... Aunque fueron habitadas por aborígenes, hoy el archipiélago es un remanso de paz. Precisamente por su condición de playa virgen, pero también por la combinación de paisajes que se concentran allí, en Whitsunday encontramos la que está considerada la mejor playa de Australia, o al menos, la más bonita. Se trata de la Whitehaven, siete kilómetros de arena blanca nacarada a la que solo se puede acceder en barco desde Airlie Beach y la isla de Hamilton. Descubierta en 1879, destaca por la compleja unión del océano con la playa, que forma diversas curvas turquesas entrelazadas con brazos de arena silícica con la selva, extremadamente tupida, del Parque Natural. A pocos metros, el agua torna, de repente, a un azul intenso, profundo, señal de que ya no estamos en la tranquilidad de la playa. Al fondo, el resto de islas esperan al siguiente salto del viajero. No saben que cuesta marcharse de Whitehaven. En esta magnífica playa se compite todos los noviembres en una prueba de triatlón cuya belleza no tiene igual, habilitando dos kilómetros para que los deportistas puedan nadar y demostrar su capacidad para avanzar en pleno océano. Antes y después de la carrera, la opción de extasiarse con el paisaje no se discute. Pocas veces uno puede realizar su deporte favorito en la mejor playa del mundo (elegida en 2010).

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