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Así es Beppu, la ciudad balneario de Japón

¿Sabías que en Japón existe una ciudad que produce tantas aguas termales que se la conoce como ciudad balneario? Hablamos de Beppu y vamos a conocerla mejor en las próximas líneas.

-Beppu. Japón

Beppu. JapónPexels

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Japón es un país sin duda conocido por sus aguas termales. Existen, a lo largo y ancho del territorio, muchos lugares en los que se puede disfrutar de baños de aguas naturales calientes que surgen de sus tierras volcánicas. Y allí cada uno de estos manantiales se llaman onsen. Así, repartidos por todo Japón hay muchos onsen. Sin embargo Beppu concentra el 10% de ellos. De hecho, es la segunda ciudad a nivel mundial con más aguas termales. Por eso es conocida como la ciudad balneario de Japón.

Situada en la isla japonesa de Kyūshū, delimitada por la costa en uno de sus extremos y por las montañas por el otro. Anclada en mitad de un valle. Desprendiendo humo de las montañas, rocas, calles o cualquier rendija a causa de sus aguas volcánicas. Ahí encontramos Beppu, una ciudad conocida por sus onsen, principal atractivo del lugar.

Y es que la inmensa mayoría de las personas que deciden acercarse a esta ciudad lo hacen para ver de cerca sus infiernos o Jigoku. Estos infiernos son en realidad pozos volcánicos, las aguas de los cuales tienen temperaturas que oscilan entre los 50 y 100 °C. Asi pues, con el agua tan caliente es imposible poder bañarse en ellos. Sin embargo, alguno de los infiernos cuenta con un onsen para darse baños en los pies. Y lo cierto es que esto puede ser de agradecer sobre todo al final de la ruta, después de caminar.

Panorámica de Beppu
Panorámica de Beppu | Pixabay

La ruta de la que hablo se llama Beppu Jigoku Meguri y te permite ver los ocho infiernos o Jigoku más importantes. Aunque esto es a elección de cada uno. Puedes pagar para visitar solamente uno de ellos o puedes pagar la entrada completa. La verdad es que una vez hecho el viaje, lo mejor que se puede hacer es acercarse a los siete infiernos. Y esto es así porque aunque todos sean pozos volcánicos que expulsa agua a altas temperaturas, son diferentes entre ellos.

El primero con el que te encontrarás es el Umizigoku o estanque marino. Recibe el nombre por el color que tiene, que recuerda al agua del mar. Un cartel anuncia que el agua está a 98 °C y tiene 200 metros de profundidas. Y pese a que el color del agua, los estanques con nenúfares y la vegetación que lo rodean crean un paisaje que enamora... el olor hace que quieras alejarte cuanto antes. La cantidad de azufre del agua hace que huela a huevos podridos. Y hablando de huevos, te sorprenderá saber que cuelgan cestas con huevos para que se cuezan con el vapor que sale del agua. Los consideran un manjar.

Después está el Oniishibōzu jigoku o Infierno de la cabeza afeitada del monje. Este infierno tiene muchísimo barro y las burbujas que se le forman por el calor son las que dan nombre al pozo. El Infierno de la montaña cuenta con un pequeño zoo y el Infierno de la caldera tiene un estanque principal de un azul blanquecino que llama mucho la atención.

Después llegaría el turno del Infierno del demonio de la montaña, donde viven muchos cocodrilos... aunque con muy poco espacio. El Infierno del estanque blanco, como su nombre bien indica, tiene agua de color blanco. Y es muy bonito, aunque pierde algo de magia porque se encuentra rodeado de edificios.

Finalmente llega el turno de los infiernos más alejados. Para llegar hasta ellos hay que hacerlo en autobús. Uno es el Infierno del géiser, que no destaca por nada en especial. Y el otro es el Infierno del estanque de sangre, muy bonito ya que es de color rojizo por el barro y los minerales que contiene.

Beppu
Beppu | Pixabay

La visita a los infiernos puede ser muy interesante. No todos los días se ven grandes estanques humeantes que, además, tienen el agua de colores tan diferentes. Pero por supuesto, tras visitarlos y por mucho que te hayas dado un baño en los pies, puedes haberte quedado con ganas de darte un baño completo. Y para ello no tienes más que alojarte en un ryokan. Los japoneses visitan muy a menudo baños termales, solos o acompañados. No hace falta que se de una ocasión especial, sino que lo hacen en el día a día. Consideran que eso les aporta bienestar interior, los purifica, además de rejuvenecerlos y darles belleza.

Así, todos los ryokan cuentan con onsens. Y es que estos lugares son alojamientos típicos japoneses pensados sobre todo para los turistas occidentales. Es por eso que aquí podrás disfrutar al fin de un baño de agua termal. Eso sí, investiga antes de entrar qué tipo de onsen es. Los hay de muchas condiciones, entre ellas mixtos o separados por sexo. Y todos comparten una condición: tienes que dejar tu ropa en la taquilla y darte un baño completamente desnudo.

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