DEPENDE DE SU ALIMENTACIÓN

No, el salmón no es naranja: el secreto detrás de su color

El color tan característico del salmón es algo que todos reconocemos, pero ¿sabías que no siempre es realmente naranja?

Salmón

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El color anaranjado que todos asociamos al salmón no es algo que venga dado por su genética, sino por lo que come. De hecho, en estado salvaje, muchos salmones no son naranjas, sino que pueden presentar colores que van del blanco al gris.

Este color tan característico proviene de un pigmento llamado astaxantina, que los salmones obtienen al alimentarse de pequeños crustáceos como el krill. Además de aportar color, esta sustancia es un potente antioxidante que protege al pez de los radicales libres y de la radiación solar. También ayuda a mantener sus músculos fuertes durante el largo viaje de regreso al río para reproducirse.

Sin embargo, en piscifactorías, el salmón no consume su dieta natural. Al alimentarse de forma distinta, no desarrollan ese tono anaranjado tan reconocible, por lo que se les añade astaxantina de forma artificial para que conserven el aspecto que espera el consumidor.

Además, no todos los salmones procesan este pigmento de la misma manera. Por ejemplo, la variedad conocida como salmón Chinook puede conservar un tono gris incluso si ingiere astaxantina, ya que sus características genéticas no le permiten absorber el pigmento correctamente.

En resumen, el color del salmón no depende de su especie, sino de su alimentación. Esa tonalidad tan apreciada es fruto de lo que come, no de su ADN.

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