Las mil y una excentricidades de Pável Dúrov, fundador del Facebook ruso y un personaje de película

Mark Zuckerberg es un personaje de película (literalmente). En 'La red social', dirigida por David Fincher, que cuenta la historia de los orígenes de Facebook en una habitación de la Universidad de Harvard, Jesse Eisenberg da vida al padre de la criatura, caracterizado como un chico más o menos normal, si acaso algo friki y retraído, cuya máxima obsesión es sacar adelante su proyecto (caiga quien caiga).

No es precisamente un film de acción. Tal vez por eso fue Aaron Sorkin, el gran maestro de los diálogos, el elegido para ponerse al frente del guión. Como consecuencia, la historia avanza lentamente, sin emociones fuertes, haciendo hincapié en las personas y sus vínculos, en la fina línea que separa la lealtad de la traición.

La que os vamos a contar nosotros es una película muy distinta.

Si alguien se decidiera a llevar a la gran pantalla la vida de Pável Dúrov, fundador de Vkontakte (VK), tendría que elegir un guionista completamente diferente. Por lo complejo y excéntrico del personaje, el padre del Facebook ruso, podría ser una obra maestra en manos de Eric Roth. Y es que los 28 –casi 29– años del Zuckerberg del Este han dado para mucho.

Una vida de película

Para que os hagáis una idea, Dúrov es taoísta, vegetariano, pastafari y autor de un manifiesto anarcocapitalista que no hace mucha gracia al gobierno de Putin (por aquello de que aboga por la desaparición del Estado). De hecho, lleva en paradero desconocido desde abril de 2013, cuando fue acusado de atropellar a un agente de tráfico y la policía registró la sede de VKontakte en San Petersburgo.

Él asegura que ni siquiera tiene coche y que, en realidad, las autoridades le persiguen por haberse negado a bloquear, en vísperas de las elecciones parlamentarias de 2011, las cuentas de la oposición que estaban publicando vídeos denunciando las irregularidades del proceso ¿Cuál fue su respuesta? La foto de un perro con la lengua fuera.

Como veis, la de Dúrov es una vida rodeada de polémica, y eso que no hemos hecho más que empezar. De hecho, es probable que hayas oído hablar de él hace muy poco, aunque su nombre no te haya llamado la atención ¿Te acuerdas del magnate ruso que ofreció trabajo a Edward Snowden cuando Rusia le concedió asilo temporal? Era él: "Invitamos a Edward Snowden a San Petersburgo y nos sentiremos contentos si decide unirse al equipo de programadores estrella de VKontakte", escribió el joven multimillonario en su perfil de VK.

Sin duda no era una mala oferta. VKontakte domina claramente el mercado de las redes sociales en Rusia con más de 44 millones de usuarios activos (frente a los cerca de 13 millones de Facebook) y más del doble de perfiles de empresas que la plataforma de Zuckerberg. Unos datos que no están nada mal en un país cuyos internautas son los más fieles del mundo y pasan un media de 12,8 horas al mes (el doble que la media global) en las redes sociales. Buen trabajo, Pável.

Un pirata generoso

A pesar de que ambas redes sociales utilizan los mismos colores corporativos (azul y blanco) y un sistema similar de interacción basado en los populares 'likes', las diferencias entre Facebook y VK son abismales. La más evidente, sin duda, es su postura en la espinosa cuestión de los derechos de autor. En 2010, la RIAA -la SGAE norteamericana- situó a la red de Dúrov en el segundo puesto de su lista mundial de "distribuidores ilegales de música".

Con todo esto ya da para una peli, ¿verdad? Y eso que todavía no has visto la mejor escena... Pero, antes, para que te hagas una idea todavía más precisa de lo singular que es el amigo Dúrov, debes saber que donó un millón de dólares a Wikipedia cuando se publicó el primer artículo sobre las redes sociales en Rusia y que sus referentes vitales son el Che Guevara y Steve Jobs.

¿Por qué te cuento esto? Porque solo de una personalidad influenciada por tan improbable dúo puede salir una idea como la que tuvo el fundador de VK en mayo de 2012. De repente, una buena mañana, se asomó a la ventana de su oficina y empezó a lazar billetes 5.000 rublos (unos 120 euros). La gente que pasaba por la calle, como era de esperar, se volvió loca. "Tuvimos que parar pronto", dijo en Twitter, "porque las personas comenzaron a convertirse en animales". Y al instante la Red se le echó encima, acusándole de divertirse a costa de la miseria ajena.

Probablemente Dúrov se veía como un Che Guevara, compartiendo sus riquezas con el pueblo, pero quedó más bien como el capitalista Steve Jobs, un multimillonario excéntrico que vive al margen de los problemas de la gente. Héroe o bandido, el caso es que su vida es todo un 'blockbuster'. Nosotros, por si alguien se anima, vamos preparando las palomitas.