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CURIOSIDADES TECNOLÓGICAS

¿Por qué la mayoría de alarmas se posponen nueve minutos?

La funcionalidad de retrasar el despertador tiene sus antecedentes en los relojes mecánicos. Os contamos las razones por las que se establecieron los nueve minutos como período para posponer la alarma.

Despertador de mesilla de noche

Frederic Cirou (Gtresonline) Despertador de mesilla de noche

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¿Quién no ha sucumbido a la tentación de pulsar el botón de posponer la alarma para dormir un poco más? Aunque las aplicaciones para móviles de hoy en día nos permiten establecer el intervalo temporal entre los tonos del despertador, lo cierto es que la mayoría de relojes utilizan un período estándar de nueve minutos.

Para encontrar la explicación a este curioso fenómeno tenemos que remontarnos a los años cincuenta, década en la que se inventó esta funcionalidad para los relojes mecánicos. Estos aparatos tendían a ser todos idénticos en el interior, por lo que los engranajes necesarios para permitir el funcionamiento de la alarma tenían que poder ajustarse a los mecanismos existentes y ser siempre iguales.

Teniendo en cuenta estas limitaciones, se contemplaron en el momento dos posibilidades: un retraso de nueve minutos y unos pocos segundos o uno de diez minutos y unos pocos segundos. Los ingenieros se decantaron por la primera opción, considerando que un intervalo superior a los diez minutos incitaba el volver a dormir.

Imagen de un despertador
Imagen de un despertador | Pixabay

Los futuros relojes incorporaron durante bastante tiempo el mismo engranaje utilizado en los aparatos originales. Los diseñadores asumían que los usuarios no terminarían de percatarse de la leve diferencia entre los nueve minutos y unos pocos segundos y los diez minutos exactos, ya que tardarían al menos unos segundos en despertar.

¿Es recomendable posponer la alarma?

Expertos en el sueño desaconsejan el uso de la función de posponer la alarma. En un despertar normal, el cuerpo envía señales hormonales (en este caso dopamina) para suprimir las ganas de dormir. Un proceso parecido ocurre cuando se inicia el sueño, ya que el cuerpo segrega serotonina cuando interpreta que debe comenzar el ciclo de descanso. Posponer la alarma produce este último efecto justo después de haber intentado despertar, por lo que ambas hormonas se contrarrestan.

En definitiva, es mejor despertarse la primera vez que se escucha la alarma para facilitarle un buen despertar al cerebro. Retrasando la alarma no se consigue ni despertar del todo ni recuperar un sueño reconfortante.

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