CÁNCER Y MORTALIDAD

Estos son los riesgos de las bebidas azucaradas, según un nuevo estudio

Los resultados de un estudio con casi 100.000 voluntarios demuestra que presentan riesgo de cáncer de hígado y mortalidad por enfermedad hepática crónica.

Estos son los riesgos de las bebidas azucaradas, según un nuevo estudio

Estos son los riesgos de las bebidas azucaradas, según un nuevo estudioiStock

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Hace años sabemos que el azúcar extra que consumimos, fuera de frutas y verduras, es mayor de la dosis recomendadapor la Organización Mundial de la Salud. Pero cada vez descubrimos que sus consecuencias se extienden a nuevos ámbitos de nuestra salud. Por ejemplo, el consumo de bebidas azucaradas causa unas 184.000 muertes al año. Y el mayor porcentaje de muertes se produjo entre los menores de 45 años.

Aproximadamente el 65% de los adultos en los Estados Unidos consumen bebidas azucaradas a diario. Y eso que solo es el tercer país en cuanto a ingesta de este tipo de bebidas, detrás de Chile y México. En España las cifras rozan el 10%, en promedio por edades: el 17% entre los menores de 15 años. La evidencia científica ha relacionado la ingesta habitual de bebidas azucaradas con el aumento de peso y un mayor riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.

Ahora, un equipo de científicos del Brigham and Women's Hospital, han elaborado el primer estudio para observar la asociación entre la ingesta de bebidas azucaradas y bebidas endulzadas artificialmente y la incidencia de cáncer de hígado y enfermedad hepática crónica mortalidad. Los resultados, publicados en JAMA, se han obtenido a partir del estudio de casi 100.000 mujeres.

Las participantes informaron su consumo habitual de refrescos, bebidas de frutas (sin incluir zumos naturales) y luego informaron el consumo de bebidas endulzadas artificialmente después de tres años. Los participantes fueron seguidos durante una media de más de 20 años. También se evaluó la incidencia de cáncer de hígado y la muerte debido a una enfermedad hepática crónica, como fibrosis, cirrosis o hepatitis crónica.

"Hasta donde sabemos, este es el primer estudio que informa una asociación entre la ingesta de bebidas azucaradas y la mortalidad por enfermedad hepática crónica – explica el líder del estudio, Longgang Zhao, en un comunicado -. Nuestros hallazgos, si se confirman, pueden allanar el camino hacia una estrategia de salud pública para reducir el riesgo de enfermedad hepática basada en datos de una cohorte grande y geográficamente diversa".

Los resultados finales, tras las dos décadas de estudio, muestran datos interesantes. Aquellas mujeres que consumían más de dos porciones de bebidas azucaradas por mes, tenían casi el doble de riesgo de cáncer de hígado que las que consumían solo una o ninguna. Las cifras eran similares para la mortalidad por enfermedad hepática crónica.

Eso sí, el estudio tiene letra pequeña que hay que analizar con cuidado. Por ejemplo, si bien los autores hablan de una gran variedad geográfica, solo se han centrado en datos de Estados Unidos y en mujeres de entre 50 y 79 años. Tampoco se han vinculado los datos con consumo de alcohol, tabaco o rutinas de ejercicio, algo que podría modificar los resultados finales.

Por otra parte, los propios autores señalan que el estudio fue observacional, y no se puede inferir la causalidad: que se haya encontrado esta relación no significa necesariamente que el motivo sea el azúcar o que haya otros "responsables" anexos.

También puntualizan que parte de la información sobre consumo se basó en respuestas autoinformadas sobre la ingesta, el contenido de azúcar y los resultados. Teniendo en cuenta que la información nutricional en los alimentos es bastante reciente, los datos de consumo pueden variar notablemente.

Por ello no es extraño que, en las conclusiones del estudio, destaquen que serán necesarios más análisis para validar esta asociación de riesgo y determinar por qué las bebidas azucaradas parecen aumentar el riesgo de cáncer y enfermedades del hígado. Además, se necesita más investigación para dilucidar los posibles mecanismos mediante la integración de estudios genéticos, preclínicos y experimentales.

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