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Efecto Thatcher: Por qué falla nuestro cerebro al ver fotos de personas giradas 180 grados

Se trata de una ilusión óptica que hace que el cerebro modifique completamente la forma de visualizar el rostro de las personas. A continuación, te explicamos detalladamente en qué consiste.

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El cerebro humano identifica los rasgos de otras personas como si se tratase de una base de datos solo con información de caras de personas, por lo que el ser humano tiene una habilidad especial para reconocer rostros. Curiosamente, muchas veces el cerebro falla y comete errores.

Uno de estos fallos que comete el cerebro es el efecto Thatcher. Se trata de una ilusión óptica conocida que modifica la imagen de un rostro humano, volteándolo a 180º, sin deformar el rostro. Por ahora, no parece nada extraño y la persona identifica inmediatamente al otro individuo.

Sin embargo, cuando se gira la fotografía y se pone de nuevo en su posición estándar, pero quedan tanto los ojos como la boca en su posición opuesta, entonces sí que provoca un efecto de rechazo en la persona que lo está viendo. De forma que cambia el rostro en su totalidad y ya no se sabe quién aparece en la imagen o si se trata de un famoso o un conocido, tal y como vemos en el vídeo, pero ¿por qué se produce ese rechazo?

Caras de alegría y tristeza
Caras de alegría y tristeza | RyanMcGuire para Pixabay

El cerebro humano está formado por dos mecanismos para reconocer caras. Uno de ellos interpreta los rasgos de forma conjunta, mientras que el otro lo analiza de uno en uno: la nariz, los ojos, la boca, la frente, las orejas y las cejas. Por lo que darle la vuelta a una foto, el primer mecanismo deja de funcionar y solo se activa el segundo mecanismo y es entonces cuando se produce la ilusión óptica, ya que unos estímulos están en su posición normal y otros están volteados.

Aunque el ser humano reconozca los rasgos, interpreta de uno en uno cada elemento de la cara y no se da cuenta del error hasta que vuelve a darle la vuelta a la foto. Es un fallo que viene por defecto en el cerebro humano, sin embargo, si las personas no tuvieran estos mecanismos, no serían capaces de reconocer las caras de la gente e identificarles. No solo es esto, ya que este efecto también ocurre con objetos e incluso animales.

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