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MISTERIOS DEL UNIVERSO

Qué pasaría si un agujero negro se traga la Tierra y otras preguntas respondidas por astrónomos

La Universidad de Cornell ha abierto un espacio para que los expertos respondan a preguntas sobre el cosmos. Entre otras cosas, explican que nuestro planeta se desintegraría en el interior de un agujero negro y por qué es casi imposible que existan los agujeros blancos.

Los agujeros negros supermasivos tienen una masa miles de millones superior a la de nuestro Sol

Los agujeros negros supermasivos tienen una masa miles de millones superior a la de nuestro Sol NASA

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Aunque se suceden los avances científicos que aportan nuevas pistas para conocer mejor el universo, el cosmos continúa guardando muchos secretos e incógnitas aún por resolver. Sin embargo, hay algunas preguntas para las que ya se tienen respuestas o, al menos, los científicos pueden elucubrar por dónde van los tiros en el asunto.

Pero el conocimiento que manejan los investigadores no siempre llega a ojos y oídos menos expertos. Es por eso por lo que los astrónomos de la Universidad de Cornell (Nueva York) han abierto un espacio virtual para resolver dudas cósmicas; allí explican qué es una singularidad, cómo se calcula la distancia entre las estrellas y hacia dónde se expande el universo, entre otras nociones.

Los enigmáticos agujeros negros

Algunas de las preguntas más curiosas son las que desentrañan ciertos misterios que rodean a los agujeros negros. Por ejemplo: ¿qué ocurriría si uno de estos gigantes se acercase tanto a la Tierra que llegara a tragársela?

Según el astrónomo Christopher Springob, aunque es muy poco probable que se dé esta situación, no es completamente imposible que un agujero negro supermasivo, normalmente ubicado en el centro de las galaxias, se aproxime a nuestro planeta si la Vía Láctea se fundiera con otra de estas.

Considerando un agujero negro de un millón de veces el peso del Sol, Springob estima que comenzaríamos a sentir su influencia en los alrededores del Sistema Solar cuando el fenómeno se situase a una distancia de unos 1000 años luz (alrededor de 9,46 billones de kilómetros). A medida que se acercase, empezarían a producirse alteraciones en las órbitas de los planetas.

Debido a estos cambios, podríamos acabar achicharrados o congelados si la Tierra se aproximase o se alejase peligrosamente del astro rey. A partir de aquí, podrían darse tres escenarios, a cada cual menos halagüeño: que nuestro planeta colisionase con la estrella, que saliera despedido fuera del Sistema Solar en una órbita alrededor del agujero negro o bien que se adentrara en sus profundidades.

Los agujeros negros supermasivos están rodeados del llamado disco de acreción, formado por polvo y gas
Los agujeros negros supermasivos están rodeados del llamado disco de acreción, formado por polvo y gas | NASA/JPL-Caltech

De terminar cayendo en el interior de esta especie de aspiradora cósmica, la potentísima fuerza gravitatoria haría trizas el planeta. ¿La buena noticia? Aunque es muy probable que la Vía Láctea acabe colisionando con otra galaxia, difícilmente ocurrirá antes de que la Tierra se haya calentado hasta convertirse en inhabitable dentro de unos 1000 millones de años.

Ojo, que también los hay blancos

Otro de los secretos del universo que no muchos conocen es que, además de los negros, también existen los agujeros blancos. Como su propio nombre sugiere, se comportan de forma contraria a sus primos del lado oscuro: escupen materia por doquier, pero nada puede penetrar en ellos.

Esa es la teoría. Porque, como bien explica la astrónoma Karen Masters, es muy difícil (por no decir imposible) que estos fenómenos existan en el cosmos real. Aunque algunos estudios apuntan que un agujero negro podría convertirse en uno blanco, la única manera de predecir matemáticamente la formación de este último es sacar de la ecuación del espacio tiempo la estrella que originó al agujero negro.

En el momento en que se añade algo de materia al conjunto —y su gran densidad es precisamente una de las características de los agujeros negros supermasivos—, la posibilidad de un agujero blanco desaparecería. Un agujero negro sin masa sería una singularidad y la única manera de que estas existan es que surgieran en su formación, algo que no se ha demostrado.

Pero las preguntas que estos astrónomos han respondido no solo tratan de agujeros negros. Si te decides a dar una vuelta por la web de la universidad estadounidense, puedes aprender sobre otros asuntos la mar de interesantes.

Por ejemplo, si cavaras un túnel hasta el centro de la Tierra, encontrarías que no hay apenas gravedad —ya que esta depende de la masa contenida en el radio desde tu posición y el núcleo terrestre—. Y, por mucho que algunas empresas lo prometan, no puedes comprar ni poner nombre a una estrella; solo la Unión Astronómica Internacional puede hacerlo (el resto, como mucho, podemos comprar un certificado que colgar de la pared).

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