El caso de Olvido Hormigos es uno de los ejemplos más evidentes de la invasión de la intimidad y la privacidad de una persona. Hormigos, concejala socialista de un pueblo de Toledo, fue uno de los focos de los medios de comunicación después de que alguien filtrara en las redes un vídeo erótico privado suyo.

El cotilleo saltó de los vecinos a la prensa, que en muchos casos exprimió el tema hasta la última gota. Hormigos acabó dimitiendo del cargo tras meses de acoso. "Yo quería morir, todas las noches pensaba en si me podía tomar algo y por la mañana no despertar", explicó la edil.

No es el único caso. Más extremo fue aún el de una trabajadora de Iveco que acabó suicidándose tras difundirse en su empresa un vídeo sexual suyo. "Corremos muchísimo peligro de entender que la intimidad no tiene límites. Teems que empezar a educr para que se comprenda que no todo vale" ha indicado la periodista Paloma Rando.