Nueva pregunta. Quería saber a qué achaca usted esa entrevista. “No va a encontrarme usted en ningún comentario ni en ninguna polémica con una persona que haya sido presidente del Gobierno, y menos con José María Aznar”. La prensa insiste y Rajoy empieza a lanzar mensajes entre líneas: “El Gobierno está absolutamente convencido de que hace lo que tiene que hacer”. Traducción, gracias Aznar, pero no vamos a cambiar nada. Segundo dardo: “Yo tengo que preocuparme de lo que tengo que preocuparme”.  Traducción, las declaraciones de Aznar no le preocupan.

Los periodistas lo intentan hasta en siete ocasiones pero ya sólo encuentran un muro de sonrisas. La rueda de prensa termina. Rajoy vuelve a bromear y regatea a los periodistas. Gestionar las palabras misil de Aznar se ha convertido en un problema para todos los dirigentes del PP. Han tenido que decidir entre su líder actual y su líder histórico. Entre papá y mamá. Y se han retratado.

"Agradecemos especialmente todas las aportaciones que se puedan hacer para que en este país se vuelva a crear empleo", aseguraba Soraya Sáenz de Santamaría. “Todas las opiniones que manifiesta el señor Aznar creo que son enormemente interesantes para todos”, reflexionaba Ignacio González. “Las cosas se van para no volver y ahora los tiempos van por otro camino", manifiesta Jesús Posada.

El presidente del Congreso es duro, pero nada comparado con Cristóbal Montoro. En la entrevista, Aznar le ataca frontalmente. “El Partido Popular, en el año 1998, hizo una reforma fiscal y bajó los impuestos. He escuchado algunas cosas que me permiten pensar que alguno lo duda, incluso alguno de los que participó en aquella reforma”. Para responderle, Montoro, que también fue ministro suyo, tira de su fuerte: la ironía. "Yo las añoranzas melancólicas me las dejo para otro día".

Pero de todas las valoraciones a los reproches de Aznar, la que más interpretaciones genera es la del  Ministro de Justicia. “la voz de un expresidente del Gobierno, una persona que ha asumido esas responsabilidades, es una voz que siempre ha de ser oída al margen de las condiciones de discrepancia. No es tanto volver a la política activa como ser un activo de la política. En ese sentido, es lo que le corresponde a un expresidente”, opinaba Gallardón.

Aznar ya no tiene poder en la cúpula del partido pero sigue siendo un mito para muchos votantes del PP. La encuesta de Invimark SL para laSexta refleja que la mayoría de los españoles, un 72% está en contra de que Aznar vuelva a la política activa. Este porcentaje en contra crece hasta un 93% entre los votantes socialistas. Pero entre quienes votan al PP la cosa cambia mucho: casi 7 de cada 10 está a favor de la vuelta de Aznar.