Lourdes Veiga es propietaria de un piso okupado desde 2017. Cuando fue a abrir la puerta de su casa se encontró con que una mujer estaba viviendo dentro.

"Trabajo en un colegio, tengo un trabajo fijo discontinuo desde septiembre hasta junio. Tengo un sueldo mileurista, pago hipoteca, impuestos, seguro del hogar, comunidad de vecinos y no he cobrado un ERTE", explica.

La historia de Lourdes es la de tantos otros españoles que pelean cada día por salir adelante. Hace seis años se separó y ni ella ni su expareja vivían la casa que habían comprado. Así que tres años después, en 2017, decidieron ponerla en venta. Pero no pudieron porque se la habían okupado.

"Una señora me dijo que era la propietaria de mi piso"

"Fui al piso para cambiar el contador de la luz y al intentar abrir la puerta no pude porque el bombín era otro. Cuando toqué al timbre, me abrió una señora y me dijo que era la propietaria del piso. Le contesté que no, que la propietaria era yo. Me dijo que era la inquilina, pero ese piso no estaba alquilado", relata

"Llamé a la Policía, me dijeron que me tenía que identificar, enseñé el DNI, la okupa enseño el suyo y ella no tenía en él la dirección de mi casa y yo sí", añade.

Según cuenta Lourdes, la Policía le dijo que visualmente el comedor indicaba que era su vivienda habitual porque tenía un cuadro de la familia. Entonces, le aconsejaron llegar a un acuerdo con la mujer.

"Me dijo que le diera dinero para que no me destrozara el piso"

"Dejé el número de teléfono por debajo de la puerta y a los dos días me llamó. Me dijo que quería dinero y le respondí que yo no tenía dinero para darle. Me dijo que si no le daba dinero, no se iba y que se lo diera para que no me destrozara el piso", denuncia.

La okupa sigue en el piso y la hipoteca de la casa donde vive se la paga Lourdes. Al no ser su vivienda habitual, la okupación tiene que resolverse en un juzgado. Tras varios juicios y tres años de lucha, no consigue una solución.

"Sientes desamparo e impotencia porque no entiendes la situación. Estás pagando una cosa que te está costando porque te tienes que levantar a las cinco de la mañana para ir a trabajar para pagar. Es mi piso y hay que separar el derecho de la vivienda digna del derecho a arruinar a otra familia y el derecho a la vivienda privada", sentencia Lourdes.