Un mes antes de las elecciones de junio de 1977, se vivió una jornada de protesta en Euskadi que acabó con un muerto y siete heridos de bala por enfrentamientos entre manifestantes y Guerra Civil.
"En aquel mes había habido manifestaciones pro amnistía en el País Vasco. Había habido algún muerto y teníamos miedo de que ETA cometiera crímenes de cara a las elecciones generales". Son las palabras de José Manuel Otero Novas, mano derecha de Adolfo Suárez y el encargado de hablar con la banda terrorista para convencerles de que no cometieran actos durante las elecciones.
"Adolfo Suárez me encomienda esas conversaciones y me dice que yo ya sé a lo que puedo llegar. Me escribió en un papel de sobremesa las condiciones que él me ponía: no aceptes nada que signifique que ETA está negociando con el Gobierno español", recuerda.
Para cumplir la orden del presidente, Otero Novas no negoció directamente con los etarras, sino con un abogado de su entorno, Miguel Castells. Si ETA renunciaba a la violencia durante las elecciones, etarras con delitos de sangre conseguirían el 'extrañamiento', es decir, el exilio.
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La negociación estuvo a punto de fracasar después de que ETA secuestrase al empresario Javier Ybarra. Para liberarlo, pedían a su familia 1.000 millones de pesetas. "Llamé a Castells y le dije '¿qué pasa? ¿y la tregua?'. Me dijo: 'perdonad han sido incontrolados'. Nos fiamos a pesar de que lo tenían secuestrado y luego lo mataron de una manera asquerosa", asegura Otero Novas.