El Ministerio de Seguridad Social estima que unos tres millones de personas que tendrán acceso al Ingreso Mínimo Vital, una renta que irá desde los 462 euros mensuales a los 1.015 para familias numerosas.

Una salida a esa trampa de la pobreza que cada día encara gente como Javier Pérez, que va a solicitar la prestación. Este hombre de 49 y residente en Vigo explica que durante muchos años fue comercial y cuando se trasladó a la ciudad comenzó a trabajar de teleoperador: "El trabajo de teleoperador era ya bastante precario, con sueldo bajos, a media jornada”.

La gran crisis no le dejó alzarse de nuevo. Sin ahorros ni trabajo se vio condenado a lo inimaginable, Llegó a vivir en albergues e incluso en la calle, de la que salió gracias a una ONG.

Ahora vive en una habitación que paga con la renta de inclusión gallega. Un invento que puso en marcha Fraga en los 90 al igual que hicieron otros presidentes autonómicos y que ahora, el nuevo Ingreso Mínimo Vital hará que haya una cuantía mínima en toda España.

Sin embargo, con el dinero de la renta de inclusión le sería imposible sobrevivir sin más ayuda. La crisis del coronavirus ha alargado las denominadas "colas del hambre" que en realidad siguen en esos mismos lugares desde hace años y Javier sigue en estas.

El próximo lunes, cuando el ingreso mínimo vital entre en vigor, Javier será uno de sus solicitantes. Pero esa renta no le impedirá seguir con sus planes de conseguir trabajo: “Estoy intentando estudiar oposiciones a un puesto de administración pública y no me rindo, si no me sale por un lado saldrá por otro, no tiene sentido. ¿Pero cómo voy a vivir con 460 euros? Es absurdo”