En Asturias, la estadística de natalidad se desploma. Concejos como Yernes y Tameza no ven nacer niños desde el año 2005.

"Aquí no hay juventud porque la vida aquí es dura", explica María, una vecina de la localidad. "La juventud quiere tener un día libre, vacaciones y aquí eso no existe. Son todos los días igual", añade.

De hecho, en esta localidad asturiana, hoy en día solo queda un niño: Adrián Beovides.

Adrián tiene 13 años y, cuando le preguntan si le gustaría tener compañía de su edad, no tiene reparos para decir que no le hace falta. "Estoy muy a gusto solo, sin que nadie me toque los c******", asegura con naturalidad.

A la pregunta de quién es su mejor amigo, no duda a la hora de responder: "El perro". Adrián, que conduce pese a su corta edad, describe su día a día de la misma forma que sus mayores: "Trabajar y trabajar".

A la vuelta del instituto, toca trabajar el campo. "Como, cojo el tractor y vamos a tirar el cuchu [estiércol] de mi padre y luego voy con el perro a las vacas". El menor no se permite ninguna distracción fuera del colegio y el trabajo del campo: "No juego a nada", asegura.

Yernes y Tameza es tierra de ganaderos. Allí el único ocio está en el chigre, antaño una escuela que hoy sirve a los parroquianos como lugar de reunión para tomar café.

"Antiguamente era un colegio, hasta que los niños dejaron de venir", explica la camarera. "Antes estaba lleno de niños, hasta 14 años", añade José Antonio, otro vecino.

En los años 70 la escuela cerró, pero una década después, todavía había niños jugando en sus calles. Un pasado que se antoja muy lejano a la realidad de Adrián y sus vecinos, y que refleja el problema que supone, cada vez más, el envejecimiento de la población en Asturias.

Precisamente, el Principado encabeza la lista de regiones españolas que se desangran a causa de la despoblación: 880 de sus núcleos ya han quedado vacíos.

Para Adrián, sin embargo, la ausencia de otros chavales de su edad no es problema, y asegura que le encanta su pueblo "porque hay tranquilidad".

El sueño de este niño asturiano, cuya honestidad y desparpajo le han convertido en poco tiempo en todo un fenómeno en las redes sociales, es "ser mecánico". Está por ver si para lograrlo podrá quedarse en su pueblo natal.

Símbolo de la despoblación y el envejecimiento

Adrián, a sus 13 años, es un gran ejemplo de las consecuencias del envejecimiento y la despoblación en España: conduce y trabaja como el que más. Así explicó cómo es su vida en Yernes y Tameza: "Como, cojo el tractor, vamos a por el 'cuchu' de mi pá, y luego voy con el perro a las vacas".

Su mejor amigo es "el perro", y es que allí, reconoce, no juega a nada, solo trabaja. Tampoco es de extrañar: en Yernes y Tameza no nace un niño desde 2005.