Los datos son desalentadores: casi 6 millones de desempleados, el 26,6%, por encima de países intervenidos como Portugal y Grecia, 56% de desempleo juvenil. En cuanto a la deuda pública, durante el primer año del Gobierno de Mariano Rajoy se dispara hasta los 882.300 millones de euros, la cifra más alta desde 1910. Además, el 21% de la población española vive por debajo del umbral de la pobreza. El 10 por ciento de los pobres de la Unión Europea son españoles, por encima de Rumanía y Letonia.
Pero la crisis no sólo es económica. También es política. Según el CIS, la nota que otorgan los ciudadanos a los presidentes del Gobierno es cada vez peor. Zapatero, pese a su popularidad inicial, acabó con un suspenso. Y Mariano Rajoy, no ha subido del 5 ni en su mejor momento. Ahora su popularidad está más baja que nunca: sólo un 2,8. El líder de la oposición no está mucho mejor: Alfredo Pérez Rubalcaba recibe un 3,7 sobre 10.
Según el sondeo de Metroscopia para El País, el PP baja 15 puntos en intención de voto. Pero el PSOE no recoge el descontento y baja 5 puntos. Los beneficiados son IU y sobre todo UPyD, que casi triplica sus votos. El bipartidismo empieza a tener problemas.
Los efectos de la crisis sobre un sistema democrático los podemos ver en Grecia. Dos rescates europeos y la austeridad han transformado el Parlamento griego. Conservadores y socialistas, los dos grandes partidos que se han repartido el poder en las últimas cuatro décadas, ya no pueden gobernar en solitario. Juntos no suman ni un tercio de los votos y tienen que pactar con los grupos hasta ahora minoritarios.
El descontento también beneficia el auge de populismos, opciones extravagantes e incluso extremistas. En Italia la alternativa más fuerte es un cómico, Beppe Grillo, símbolo de los indignados en Italia.
En su partido no hay ningún político profesional. Todos sus candidatos han sido elegidos por internet a través de primarias abiertas. Sus rivales le critican por populista y denuncian su falta de ideología concreta, pero sus propuestas han calado en la opinión pública y se postula como la tercera fuerza política en el país.
La gravedad de los problemas, sin precedentes en democracia, hacen muy difícil predecir hacia dónde camina el país. ¿Estamos ante una crisis más o cambiará para siempre las bases de nuestro sistema?