La nueva temporada de Salvados arranca con Gonzo mostrando la cara del acoso laboral. El periodista habla con víctimas y expertos para analizar esta realidad.

Acoso sexual laboral en Criteria Caixa

Una de las víctimas que ha contado su calvario en Salvados es Patricia. Comenzó a trabajar como secretaria de alta dirección en Criteria Caixa, un puesto que parecía toda una oportunidad, pero que se convirtió, según ella misma ha relatado, en un auténtico infierno: "En un primer momento no podía creer que me hubiera pasado a mí, pero con el tiempo la cosa fue cambiando".

Lo que en un principio parecía un trato atento por parte de su jefe acabó transformándose en acoso sexual: "Tengo un buen recuerdo de las primeras semanas, estaba muy contenta. El trato que tenía en ese momento con mi jefe era de confianza y estaba a gusto. Estaba pendiente de que estuviera bien, de que estuviera cómoda y lo veía como algo paternal, como un padre, un mentor, alguien que se preocupa de tu bienestar y de trabajar muy a mano contigo".

Su jefe la criticaba por no ir "guapa" a la oficina

Poco a poco, el jefe de Patricia comenzó a lanzarle comentarios sobre su físico y también críticas al considerar "que no iba guapa a la oficina". "Ciertas mañanas, al entrar a trabajar, me pedía que fuera a su despacho y que me diera la vuelta para que viera bien qué llevaba puesto ese día. Me sentía como si estuviera pasando un test diario no sé exactamente de qué", relata.

Durante tres años, Patricia soportó el acoso. Cada tarde antes de irse debía despedirse de su jefe dándole un beso en la mejilla. "No podía irme de la oficina sin despedirme. Si él estaba reunido, yo tenía que esperar a que terminara la reunión, si estaba hablando por teléfono, lo mismo y cuando estaba libre tenía que entrar a su despacho, acercarme a él, darle un beso en la mejilla y entonces podía marcharme. Eso se convirtió en algo diario, en una rutina", recuerda.

"Me llamaba el fin de semana y me exigía saber dónde estaba"

Su jefe llegó incluso a querer controlarla: "Interfería en mis relaciones, con quién salía, con quién me juntaba, con quién me relacionaba. Me llamaba durante el fin de semana con pretextos de trabajo en los que me exigía saber dónde estaba y controlaba a qué hora me conectabas en WhatsApp. Se autoinvitaba a cenar a mi casa, cosa que nunca llegó a producirse, pero sí que lo intentó".

"Tenía que aguantar su ira, buscaba evitar que se enfadara"

La presión fue en aumento mientras Patricia, según ha asegurado, cada vez se veía más arrinconada: "Tenía que aguantar su ira y buscaba evitar eso, evitar que se enfadara".

"No podía entender que no estuviera interesada en él"

El jefe de Patricia "enmascaraba" el acoso y recurría a técnicas de todo tipo. "Cuando algún amigo salía de su despacho, venía y me contaba que le habían preguntado por qué no salía conmigo. Además, aseguraba que su madre le decía que siempre tendría a todas las mujeres comiendo de su mano. Su pensamiento era ese y no podía entender que yo no estuviera interesada en él", explica.

"Te sientes avergonzada y culpable"

Cuando Patricia fue consciente de su pesadilla se sintió culpable: "Es una situación difícil y aceptarla cuesta muchísimo. Yo tengo carácter, no creo que se me pudiera describir como sumisa, pero por su forma de ser, de cómo actúan, llegas incluso a perder tu amor propio. Llegué a ser como una especie de robot, le aguantaba todo [...] Cuando te das cuenta, te sientes avergonzada y culpable porque lo has tapado".

Patricia denunció a su jefe y la Justicia abrió una investigación para esclarecer los hechos. Criteria Caixa no ha querido participar en este programa y apunta que desconoce lo que sucedió y que las dos personas implicadas ya no trabajan en la entidad.

Las personas más fuertes, expuestas al acoso durante más tiempo

Lourdes Diez de las Cuevas, psicóloga Famuvi, destaca lo complicado que es demostrar el acoso sexual laboral: "El acoso sexual laboral es el hermano pequeño dentro de la violencia sexual porque se da en el contexto con intereses creados, hace que sea muy difícil de demostrar porque la víctima se encuentra sola y le cuesta denunciarlo. Tiene sentimiento de culpa y eso da mucha vergüenza. Siempre tienen la sensación de que no se les va a entender".

"Hay una cosa muy curiosa, las personas más fuertes están expuestas al acoso durante más tiempo porque aguantan durante mucho más tiempo y tienen un concepto de sí mismas de que lo van a controlar y de que lo van a parar a tiempo", sostiene Díez de las Cuevas.

"Suelo poner la metáfora de que es cómo si te van echando día a día una piedra más a la mochila. Cuando han pasado años, la mochila tiene 40 kilos y, de repente, te tumba de repente. Un día te levantas y no puedes volver al trabajo", zanja.