Parece que la estrategia de Alberto Chicote de que José Luis y sus empleados hablaran cara a cara y sin tapujos en el campo de fútbol está empezando a dar frutos, a pesar de unos primeros momentos de tensión en el segundo servicio que presencia el chef en el Hotel Juan Manuel.

El jefe de sala está cansado de "dar la cara" ante los clientes, que no dejan de quejarse por el tiempo que llevan esperando sus platos. "¡Tranquiliza a la gente!", le grita su jefe y padre desde la cocina, además de reprocharle que esté "igual que siempre", mientras que él cree que él está en su sitio, sacando trabajo adelante.

La bronca se salda con el empleado marchándose enfadado de la cocina, pero el cocinero y dueño rápidamente va hacia él para pedirle disculpas, algo que, afirma el joven ante las cámaras de Pesadilla en la cocina, no había sucedido nunca. "Se me ha ido la pinza", reconoce.

"Perdonadme, me relajo, me tranquilizo y lo sacamos todo. Tranquilo, que me pongo en mi sitio", promete mientras abraza a sus trabajadores. "Yo puede ser el dueño y el motor y el puto jefe de este negocio, pero aquí, con ellos, somos un equipo. Soy uno más con ellos, a muerte, y si se me va de las manos, volveré a pedir disculpas y volveremos a salir adelante", asegura José Luis en su entrevista personal.