Jordi Évole nos hizo creer que el asalto al Congreso fue ficticio, que lo dirigió José Luis Garci, y que lo encargaron las fuerzas políticas. En palabras de Jorge Verstrynge, "el rey estaba de acuerdo". El único que no sabía nada era Tejero. El resto participaron en el engaño.

Para convencernos, Jordi se apoyó en protagonistas de aquella época como Mayor Zaragoza o Jorge Vestrynge, e hiló la trama con acontecimientos clave. Así se explica cómo se forzó a Suárez a dimitir: era la única manera de poder reunir a todos los políticos en el congreso el día D. Estados Unidos apoyó la farsa, pero con la condición de que entráramos en la OTAN. El mensaje del rey no fue en directo y se grabó una semana antes. La víspera hubo un ensayo general con todos los políticos en el Colegio de Médicos de Madrid.

Al día siguiente, los protagonistas justifican su aparición: "No me tuvo que convencer, me lo contó y me pareció una idea estupenda", confiesa Garci. Gabilondo, por su parte: "Pensaba que no estaba mal 30 años después provocar un susto mas que un engaño". El propio Jordi Évole nos explica cuál era el objetivo: "Tratar al espectador de adulto, de persona que ya ha visto muchas cosas en televisión, que puede asumir un discurso como el que hicimos. Creo que es un paso hacia adelante, con todos los riesgos que tiene esto".

Los expertos dicen que según qué temas, hay que tener cuidado con lo que se dice: "No es bueno crear tanto ruido con estos temas". Porque entre todos consiguieron que nos pegáramos al televisor. Más de cinco millones de espectadores siguieron el programa y en las redes sociales también arrasó. Trending topic mundial, casi 300.000 tuits, a 1.500 por minuto.

Al acabar, Évole contó que se habían inspirado en este documental: 'Operación Luna'. Explica cómo el hombre nunca llegó a nuestro satélite. Fue otro teatro dirigido por Kubrick, encargado por el gobierno de Nixon y justificado por testigos como Donald Rumsfield. Antes, Orson Welles ya había hecho un falso documental que inspiró al resto: 'La guerra de los mundos'. El objetivo lo explicó el propio Évole: reivindicar que 30 años después todavía no tenemos claro que ocurrió aquella noche.