Faltan tres horas para que comience el vuelo imaginario de Encarna, es entonces cuando ella empieza a temerse lo peor: "Se me quitan las ganas de comer, he perdido oportunidades de trabajo, y he tenido taquicardias".

Para espantar los miedos hay remedios. En un curso, que dura un día, aprenderán de manos de los mejores profesionales que en el aire está todo bajo control.

Nos aseguran que es natural tener miedo a volar, pero no podemos dejar que nos paralice. Por eso, los alumnos preguntan todo lo que les inquieta. Incluso la duda del millón: ¿qué pasa si nos cae un rayo en el trayecto?.

A 4.000 pies vuelve a descender su pesadilla. Un médico psiquiatra le acompaña en su vuelo simulado y le da unos consejos para disfrutar de la aventura.

Tras esta experiencia, Encarna afirma que no volverá a mirar a estos aparatos como enemigos, y ya tiene un nuevo reto: viajar a París.